Inés Martín Artajo

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¿Cómo te definirías, Inés?

Una persona normal, “normal de las de antes”, con valores, educación y saber estar, (como deberíamos ser todas las personas, pero que hoy en día, desgraciadamente, “no está de moda”), soy optimista, extrovertida y con mucho sentido del humor, imaginativa, pero con los pies en la tierra. Con muchos, muchísimos defectos, por supuesto.

Casada y madre de dos hijos, a los que les he dado la vida y ellos me la han dado a mí.

Currante desde hace 33 años.

 

Una persona a la que el cáncer le ha hecho madurar de golpe y cambiar los registros o prioridades. Una mujer a la que le ha cambiado la vida de un momento a otro, sin previo aviso.

¿Cuándo empezaste tu sitio? (puedes poner el enlace si quieres…)

Empecé en el mes de diciembre, una noche de insomnio se me encendió la luz, ¿Por qué no contar mi experiencia o mi batalla con el cáncer, y compartirlo?, y si le sirve a alguien mi experiencia, pues habrá merecido la pena.

No soy ni la primera ni la última que cuenta su batalla con el cáncer en redes sociales, cada persona tiene su propio estilo. Yo soy anónima, las redes sociales me han dado siempre un poco de vértigo. Una vez que te lanzas eres visible para todas las personas que quieran verte y yo quiero, en la medida de lo posible, separar mi persona de la experiencia que estoy tratando de transmitir.

Arranqué por el principio, contando mi historia, cuando me diagnosticaron el cáncer, lo que te pasa por la cabeza en esos momentos, desde los resultados de las pruebas que te realizan, el “nombre y apellido” del tipo de cáncer que padeces, (así es como lo denominan los médicos), mi aspecto físico, la perdida de pelo, las cejas y las pestañas. Mirarte sola cara a cara frente al espejo, es lo que considero la parte más dura y visible de esta enfermedad, pierdes por completo la expresión de la cara, tu identidad. Los tratamientos por los que pasas, tanto la quimioterapia, la cirugía y la radioterapia hacen mella en tu cuerpo, dejan cicatrices y duelen, por supuesto, pero de otra manera. También cuento como me van los tratamientos y cuando termino cada uno de ellos el triunfo que ello supone. Los efectos secundarios de cada uno de ellos, que cada uno tiene lo suyo. Así como los diferentes estados de ánimo y la noria de sentimientos, hay que tener en cuenta que los estados de ánimo no dependen de ti, son emociones que sentimos y no controlamos. Tan pronto estás de subidón, como estás de bajón.

¿Por qué has empezado a escribir?

Si te digo la vedad no lo sé, empecé y una vez que lo hice, me di cuenta que me servía de terapia. “Cómo transmito a los demás, lo que me ha sucedido hoy”, se trata de contar las cosas de una manera real, pero con tiento, sin ofender, sin resultar desagradable, ni dar pena a nadie. Me evade y me ayuda a centrarme en otras cosas, y me libera la mente. Parece que compartir tus sentimientos, experiencias e ideas con otras personas que están en una situación similar a la que tú estás pasando, te ayuda. Sientes que no eres la única, que es normal, que a otras personas les pasa lo mismo y sienten lo mismo que tú. Digamos que es una terapia recíproca, tú compartes, pero también recibes… No te sientes sola.

¿Qué respuesta te ha gustado más?

Sorprendentemente todas las respuestas han sido positivas, con ánimo, cariño, mujeres que ya han superado la enfermedad o están en proceso de curación. Algunas se identifican con tus tratamientos, algunos efectos secundarios, te preguntan, se interesan por tu estado, entre otras muchas cosas. Igual que yo también doy ánimos a otras personas cuando van superando sus barreras…

¿Qué te ha disgustado?

Nada, por suerte hasta ahora no he tenido ninguna respuesta negativa. Trato de que mis contenidos no sean ofensivos, que las personas que me siguen vean mi batalla como algo que tiene salida.

En mi opinión, no siempre todo es color de rosa, y el cáncer tampoco es rosa. No sé porque lo simbolizan con ese color… No es un cuento de hadas.

¿Te han sorprendido los 450.000 visitantes a tu vídeo?

Sí, y mucho, totalmente inesperado. Es más, sigo sin saber muy bien porqué, soy primeriza en redes sociales, y lo malo es que no sé cómo lo he hecho, para volverlo a repetir. No es tan fácil dar con la tecla mágica y que tus contenidos interesen, sean visibles y lleguen al máximo número de personas. Te motiva, te engancha y quieres seguir transmitiendo…

¿Qué representa ese lanzar al aire la peluca?

Ese fue un vídeo que colgué en Instagram, y que para mí fue muy significativo, porque simbolizaba el principio de mis tratamientos y el final de ellos. El mismo lugar dónde me puse la peluca por primera vez y la última vez que me la puse (pasaron 8 duros meses, desde la primera vez a la última), quimioterapia, cirugía y radioterapia de por medio. Suponía pasar página y dar la bienvenida a mi nueva YO.

¿Cómo te dieron y recibiste el diagnóstico?

Inesperado la verdad, te notas un bulto en el pecho, que en el otro pecho no lo tienes, y empiezas a sospechar que no es normal, vas al ginecólogo a revisión y de repente, en cuestión de una hora, después de una mamografía y una ecografía, se te viene el mundo encima, no es benigno, no te hablan de la palabra cáncer hasta que hacen biopsia y muchas otras muchas pruebas, te pasan en ese momento tantas cosas por la cabeza… si no es benigno, entonces es maligno, luego tengo cáncer.

Yo ese momento lo recuerdo como si fueras en un tren de alta velocidad y pasa el paisaje a toda velocidad, pues es como tu cabeza reacciona en ese momento, tu mente se llena de imágenes, información que no asimilas, no te lo puedes creer… Lloras y lloras por los rincones de rabia y de impotencia. Nada está en tu mano.

Lo primero que aprendes es a pronunciar la palabra cáncer en alto. A decir tengo cáncer. Parece que le plantas cara por primera vez. Las personas que nos rodean conociéndonos o no, por tu aspecto, hablan en bajo, como si fuera tabú, da miedo decirlo en alto “pobrecilla, tiene cáncer”.

¿Quién te ha ayudado a vencer el miedo?

¿Quién dijo miedo?, pánico diría yo. Yo creo que, en esta situación, tu propio cuerpo debe de crear alguna sustancia o algo que hace que te envalentones y tires para delante y lo afrontes. Una fuerza interior que te dice, ÁNIMO VALIENTE!!!

Yo creo que es cuestión de supervivencia, yo pensé, no sirve de nada quedarte en casa lamentándote, los 9 o 10 meses que tienes por delante los tienes que pasar de todas maneras, así que con ánimo lo puedes pasar de mejor manera.

Intenté hacer mi vida normal, de hecho, seguí trabajando para tener la mente ocupada, iba unos días a trabajar presencial y otros me quedaba en casa teletrabajando, dependiendo de cómo me encontrara. En el trabajo me dieron esta opción de flexibilizar. Tengo que reconocer que no he llevado demasiado mal los tratamientos, malestar de estómago y cansancio. El cansancio se va acumulando con los tratamientos, cuando terminas, estás para el arrastre, pero por lo menos ya sabes que ya terminas y puedes empezar a recuperarte.

Lo que también es súper importante para superar este miedo, es confiar en los médicos, saber que estás en buenas manos y que los tratamientos funcionan. Cada cáncer de mama es diferente y cada uno lleva su tratamiento y cada persona reacciona a los tratamientos como buenamente puede.

Yo tuve la gran suerte de tener a mi ginecólogo desde el principio, fue él quien me “llevó de la mano” en todo momento. Iba pasando de un especialista a otro, dependiendo del tratamiento que me tocase.

¿Qué sensación peor has padecido en este tiempo?

Yo creo que cuando te diagnostican la enfermedad, ese miedo, la incertidumbre, ese y ahora qué. La de cosas que pasan por tu mente, ese túnel oscuro por el que pasas y que no sabes si tiene salida y por donde se llega al final y ¿si no hay luz al final del túnel?

¿Cuál fue tu peor momento? 

 Para mi el momento del quirófano, sin duda, me dan pánico. Entré en el quirófano rezando todo lo que sabía y dándome ánimos a mí misma ANIMO VALIENTE, ANIMO VALIENTE…

Crucial en los peores momentos la ayuda y el ánimo que recibes de las personas que tienes a tu lado, mi familia, mi marido siempre a mi lado, llevándome y trayéndome, mis hijos, mi madre todo el día pendiente de mis necesidades, comprándome lo que me apetecía de comer en todo momento, mi familia política, que se ha volcado especialmente, mis amigos, compañeros de trabajo, primos, tíos, etc. Y por supuesto lo que me ha ayudado muchísimo ha sido Dios y todas las personas que han rezado por mí, que han sido unas cuantas. A las que estoy realmente agradecida. Siempre se ha dicho que la oración mueve montañas.

¿Cuándo empezaste respirar hondo? Y ¿Tu mejor momento?

El primero, cuando me dieron los resultados de la resonancia magnética y los tumores se habían reducido sustancialmente… y que el tratamiento de la quimioterapia había funcionado. Ir terminando los tratamientos, cuando terminé las 30 sesiones de radioterapia

El segundo, cuando comencé a recuperar mi aspecto. Como a los tres meses de terminar la quimioterapia empezó a crecerme el pelo, las cejas y las pestañas. En el intervalo de una semana, me crecieron las cejas y las pestañas. Las cejas me salieron con tal fuerza que parecía Frida Kalho. Tuve que ir a un centro de estética a que les dieran forma, aquello salía por todas partes sin forma alguna.

Te da vida salir a la calle sin peluca, con tu pelito corto, que ya va saliendo cada día con más fuerza que antes. Como dice mi madre donde antes tenía un pelo, ahora me han salido tres…

¿Te sientes más fuerte, más ganadora?

No es que te sientas más fuerte, eres diferente, ya no eres la misma persona, te conoces a ti misma de otra manera, yo me siento orgullosa de mí, lo he conseguido!!! Nunca te pones a prueba hasta el extremo, es un cambio en tu vida y tienes que adaptarte y vivir con él.

¿Cuáles son tus planes futuros?

Recuperarme del todo, coger carrerilla y volver a vivir mi nueva vida y disfrutarla al máximo.

 

 

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