Editorial marzo 25

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Primavera, espera

Después del invierno, viene siempre la primavera. Es la metáfora de la esperanza.  Pero sin olvidarnos de nuestro hemisferio sur, donde las estaciones son opuestas y cuando aquí florecen los almendros en nuestras antípodas están empezando a caerse las hojas. Eso sí, los nubarrones y vientos alocados son muy parecidos norte/sur de toda estación cambiante.

Nos gustaría ver siempre la vida de color de rosa, pero las tormentas acaban llegando. Y afortunadamente pasan. En la vida espiritual también. Hay tiempo de flores y frutos y hay tiempo de sequedad y desnudez. Se alternan. Por eso es importante entender el sentido de la vida también durante el sufrimiento. Como considera Viktor Frankl “cualquier tipo de sufrimiento y de sacrificio que la vida nos depare, será aceptado con fortaleza por el ser humano, si sabe que detrás de él hay un sentido que puede iluminar su significado”.

Frankl se atreve a mantener que frente al “homo sapiens” que tanto nos enorgullece, hay que enaltecer al “homo patiens” aquel que transforma el sufrimiento en acción; quien sabe que aceptando el sufrimiento ya lo trasciende.  Frankl, como buen psiquiatra ante la presencia de pacientes sumidos en grave enfermedad, en ocasiones incurable, ha sentido veneración y respeto al detectar detrás de cada persona en decadencia y ruina física, de su aparente inutilidad social, toda la hondura de su “verdadero ser humano”, de su dimensión trascendente y espiritual.

Leticia Escardó