Música clásica y depresión 

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Los beneficios en la salud de la música clásica están sobradamente investigados. Pero este nuevo estudio tiene el interés de estar realizado por neurocirujanos de la Universidad Jiao Tong de Shanghai (China) sobre pacientes con depresión severa.

La investigación, publicada en la revista ‘Cell Reports’, demuestra que la música clásica puede mejorar el estado de ánimo en personas con depresión resistente a tratamiento. «Nuestro trabajo integra los campos de la neurociencia, la psiquiatría y la neurocirugía, ofreciendo una base sólida para investigaciones futuras sobre la interacción entre la música y las emociones», afirma Bomin Sun, autor principal, director y profesor del Centro de Neurocirugía Funcional de la Universidad Jiao Tong de Shanghai (China). «Nuestra aspiración es trasladar estos hallazgos a la práctica clínica, desarrollando herramientas y aplicaciones de musicoterapia que sean manejables como efectivas», añade.

La investigación se centró en 23 pacientes con depresión resistente al tratamiento que ya tenían implantados electrodos cerebrales destinados a la estimulación cerebral profunda. Estos implantes se ubicaron en un circuito que conecta dos áreas del cerebro: el núcleo del lecho de la estría terminal (BNST) y el núcleo accumbens (NAc). A través de estos implantes, se descubrió que la música ejerce efectos antidepresivos al sincronizar las oscilaciones neuronales entre el córtex auditivo, responsable del procesamiento sensorial, y el circuito de recompensa, encargado del procesamiento emocional.

«Este estudio revela que la música induce una triple sincronización temporal de las oscilaciones neuronales en el circuito cortical-BNST-NAc a través de la sincronización auditiva«, agrega el Dr Sun.

Para el estudio, se seleccionaron diversas piezas de música clásica occidental. Esta elección se debió a que la mayoría de los participantes no estaban familiarizados con ellas, evitando así cualquier interferencia derivada de la familiaridad subjetiva. «De este modo, se concluyó que las elecciones musicales durante el proceso de escucha formal eran individualizadas y no estaban relacionadas con el trasfondo emocional de la música», explica Sun.