Las vacaciones de verano, o las de invierno para quien nos está leyendo en el hemisferio sur, son para aprender a ejercer la memoria, la atención, la imaginación, la creatividad, la comprensión o la trascendencia entre otras muchas capacidades humanas. Y digo ejercer porque el verbo del aprendizaje es HACER.
Haciendo, resolviendo los pequeños problemas con que la vida nos reta a diario, aprendemos. Porque no aprendemos porque seamos inteligentes, sino que nos hacemos inteligentes al aprender. Independientemente de la edad, desde la cuna tenemos la obligación de seguir aprendiendo a lo largo de la vida. El Instituto Nacional de Estadística nos informa que en España la población mayor de 80 años aumentara un 48% en quince años.
El reto de estas vacaciones es aprender a convivir con las varias generaciones diferentes que tenemos en la familia, respetando y apreciando cada personalidad. Disfrutando.
Buen laboro.