Leer para ser más libre

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La lectura crítica es una habilidad esencial para la formación de personas libres, reflexivas y comprometidas en sociedades plurales y democráticas.

Se distinguen tres niveles de lectura: leer las líneas (comprensión literal), leer entre líneas (entender los significados implícitos), leer detrás de las líneas (comprensión crítica del propósito, contexto e ideología del texto).

La lectura crítica implica identificar intenciones, presupuestos ideológicos, recursos lingüísticos y voces del discurso, así como confrontar con alternativas. No es una simple comprensión, sino una forma de respuesta activa y fundamentada.

La lectura crítica debe ser una competencia central en la educación, ya que permite desmontar discursos manipuladores y formar personas capaces de argumentar con criterio propio. La riqueza de interpretaciones demuestra que el significado se construye en la mente del lector, no en el texto mismo.

La lectura es un recurso educativo abierto para fortalecer la competencia lectora como herramienta clave para el aprendizaje y para el desarrollo integral. En el entorno de una sociedad alfabetizada como la actual, la competencia lectora es un elemento clave de la formación, para el desarrollo académico, personal y social.

La competencia lectora engloba aprender a leer, leer para aprender y el desarrollo del hábito lector. Estos tres ejes son necesarios y complementarios. Leer para aprender es una tarea transversal, tanto horizontalmente, puesto que supera las áreas o materias, como verticalmente, pues se da a través de todos los niveles y etapas educativas.