Una madre creativa

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Le he pedido a Coro Samblas fotos, y me ha enviado tres «que para mí representan mucho. Una familiar, otra en el Bautizo de nuestro hijo Borja y otra en plena misión en Kenia con una niña maravillosa con discapacidad intelectual que estaba perdida y devolvimos a su familia. Ella es el punto de partida de la nueva Misión que, si Dios quiere, empezaremos este año».

-Una breve presentación tuya, Coro?

Yo tengo ocho hijos únicos. Soy hija de médicos, nací en el 75. Entonces las familias eran católicas por inercia. En este momento se es católico por elección. El punto de encuentro era la iglesia, no como ahora. Soy la peque de dos hermanas. Mi tío Jesús que falleció de cáncer estuvo en casa hasta que falleció y mi abuela, que tuvo varios ictus, también. Asistimos a su muerte. Fui al CEU en Montepríncipe. Empecé medicina en la Autónoma, hice los dos primeros años, pero me desmayaba con la sangre. El dolor del otro me superaba. No lo superé a pesar del esfuerzo de mi padre, que era cirujano.

Como me gustaba la actualidad empecé derecho en la UNED y periodismo en la Carlos III, en Getafe. Combiné y terminé. Empecé como periodista en la agencia EFE. Nos casamos cuando Alejandro terminó arquitectura. Éramos novios desde los 13 años, así que con 23 me decían “que pronto”, y yo pensaba que tarde ¡. Pero Alejandro me decía que con arquitectura y vertiente artística de eso no se comía, así que hizo oposiciones en Control Aéreo y aprobó. Buenas condiciones. Nos fuimos a Palma. Cuando empezó a trabajar me gustó y yo también quise probar, así que ya con tres hijos hice las oposiciones y entré.

-Como es el trabajo?

Control aéreo es muy creativo y de mucha responsabilidad, tienes un trozo de cielo y todo lo que allí pasa es tu responsabilidad. Pero en el momento en que se acaba tu tiempo y desenchufo, allí se queda el trabajo, y no me traigo a casa nada. Mi primer destino fue torre de control, sigo trabajando. En este momento estoy en Centro de Control Aéreo de Torrejón. Con hijos con discapacidad la reducción de jornada es por vida.

-Por que con discapacidad?

Después de tres hijos que había tenido con cesárea, nos planteamos adoptar. Habíamos hablado de todo durante el noviazgo y también de la adopción, pensamos si no conseguimos tener hijos, adoptamos. El tercero tardaba un poco en llegar así que en Palma empezamos el papeleo de adopción, pero me quedé embarazada. Fue un embarazo complicado, me lo tuvieron que sacar con siete meses y fue a la UVI quince días. Salió bien, pero fue una preparación.

Volvimos a Madrid y nos daban una lista de espera larga. China nos gustaba mucho como país y el proceso era transparente. Nos apuntamos. Había dos listas, una para bebés sanos con siete años de espera, y otra lista para niños con problemas… pero con deseos tener una familia. Nos decidimos por esta lista.  Influye la fe. Dios sabrá. No hay garantías en la vida…  Te preparas para lo peor y aceptas, esto es ser optimista de verdad.

Y llegó Bruno, con una cardiopatía tremenda. Era un amor. El vínculo fue inmediato, instantáneo, aún antes de abrazarle. Ni miedo a que no me gustara o a sentir que no era mío. Fue un vínculo automático. Le operaron en Madrid a corazón abierto. Tenía dos años y una Tetralogía de Fallot. Ahora está estupendamente con 16 haciendo primero de bachillerato.

-Y pensasteis, ¿por qué no volvemos a China?

Cuando ves la mirada de ansia de esos niños en el orfanato, todo cambia, ya nada es igual en tu vida. Además teníamos un equipazo en casa, nuestros hijos son extraordinarios. Así que volvimos a por Olaya, tenía una miocardiopatía obstructiva y algo más. Cualquier movimiento le iba obstruyendo la aorta. Cuando llegó estaba en lista de trasplantes, pero el cambio fue tan positivo, la alimentación le sentaba tan bien, era tan moldeable, que su corazón fue mejorando… y llegó con ella la revolución total, la alegría de la casa. Sigue con revisiones, pero también tenía una discapacidad intelectual severa y un carácter maravilloso de paz y de alegría, que nos recuerda la fragilidad de la vida y la necesidad de apoyo y servicio. Nos cambió por completo. Pasamos a ser la casa de “la bomba”. Dice Lejeune “Siendo creyentes, somos tontos hasta el mas inteligente comparado con Dios, es absurdo hacer distingos”.

Los discapacitados intelectuales, al no estar contaminados por la razón, son misioneros de la alegría. Olaya es muy amiga de Jesús, apunta en un cuaderno los nombres de todos los sacerdotes que conoce, porque el jueves reza por todos ellos. Le encanta cantar en la iglesia. Ahora tiene 15 años, pero de tamaño es como si tuviera siete. Las personas con discapacidad intelectual son “casa” para mí. Están en lo esencial. Y nos lo recuerdan. Necesitamos cinco años para volver a China, pensamos ya estamos organizados y nuestro corazón y nuestras manos están preparados para un nuevo hijo.

Fuimos a por Borja. Su única esperanza era una intervención inmediata, era casi inaplazable. Lo hablamos con nuestros hijos, y decidimos prepararnos mucho y luchar a su lado, que estuviera acompañado. Viajar con él antes de irse al cielo. Era nuestro tercer hijo en traerlo a casa, fue muy complicado el viaje porque tenía que venir en el avión con oxígeno.  Fue gracias a Borja que conocimos a Abraham, un joven alto y rubio que conocimos en la catedral de Nankin, era sacerdote católico del Camino Neocatecumenal. Borja se llamaba Tienyo que quiere decir “Dios te bendiga”, se lo había puesto por el director del orfanato.

Borja fue recibido con los brazos abiertos, daba besos, era un milagro andando. Tenía medio corazón. Se ponía morado en cuanto hacía un esfuerzo. Antes de marchar del orfanato nos quiso presentar a su amigo, de quien le daba pena separarse pues se quedaba allí. Yo pensé que bien que tenga un amigo, que haya conocido el amor y la amistad.

-Como fue la llegada?

Le hicieron un cateterismo nada más llegar a Madrid, y era urgente hacerle dos operaciones para que pudiera tener “una vida”. Fue una lucha muy larga. Le reanimaron dos veces. “Dios mío lo quiero vivo”, y al final dije “Lo que Dios quiera”. Se fue al cielo. Yo pedí que dejasen a nuestros hijos entrar en la UCI. Alguien preguntó, “Y todo esto, ¿para qué?”.  Yo le dije “Todo esto, para esto. Para que veas cuanto amor hay en este dolor. Borja se ha ido con todo este amor”.

Después de la celebración del “triunfo” de Borja, vino la soledad de la familia. Por el pasillo solo se oían sollozos. Esto no puede ser, mi marido se levantó y empezó a imprimir fotos de Borja y a distribuirlas, luces y vamos a hablar. Y lo vamos a hacer todas las noches. Fue un rescate en toda la regla. No sólo rompimos el tabú de la muerte. Al día siguiente del entierro de Borja llegó a Madrid Abraham, vente a casa le dijimos. Venía a hacer un curso de entrenador de futbol muy cerca. Nos salvó el verano.

Muy consolados y muy atendidos los niños, fue nuestro primer regalo de Borja. El segundo fue conocer a Benjamín, el amigo de Borja que se quedó en el orfanato. Un seductor absoluto, muy alegre, no paraba de hablar en un mandarín perfecto.

Yo había aprendido chino y a este niño le entendía muy bien. Es un niño de otro planeta. Pedí que le hicieran los papeles, no pensaba en mí, pero siguió la Providencia actuando. Nos llamaron que ya estaban los papeles, pero ahora era la Comunidad de Madrid quien ponía pegas. Nos hicieron entrevistas a nosotros dos y a todos los hijos. Pasamos el examen, la motivación era buena.

Fuimos a por su amigo Benjamín en 2018. Le llamamos “el principito” porque nunca renuncia a una pregunta que haya formulado. Tiene altas capacidades, una gran motivación por aprender, sabe cuatro idiomas, le encanta el ajedrez, las matemáticas, la música y la poesía. Tiene ahora 12 años, llegó con seis. Se mueve en silla de ruedas.

Nuestra amiga americana nos contó otro caso heroico, otro chico en silla de ruedas al que le encantan los deportes. Fuimos al año siguiente a por Samuel, tenía espina bífida. Es un deportista nato. Le encanta el tenis en silla de ruedas. A partir de 2020 con el Covid se cerró el tema de las adopciones en China. Y se cerraron todas las asociaciones de extranjeros que ayudaban.

-Planes futuros?

Nuestros dos últimos hijos, “los silleros”, son los verdaderos misioneros. Escribí un libro para hablar de este trio último “El reloj y la cruz”. Te lo voy a regalar. Hay quien dice que no se entiende, pero tu lo entenderás.

Yo rezo por todas las madres que han dado a luz a su hijo y lo dan en adopción, si lo han abandonado es porque la sociedad ha fracasado. No ha sabido acoger la nueva vida, porque ninguna madre abandona voluntariamente a su hijo. Son un gran ejemplo de generosidad.

Un familiar nuestro había empezado por libre a crear un centro para mujeres embarazadas en Kenía, nos sobrecogió ver tanto bien con tan poco esfuerzo. Organizamos una sociedad para ayudarles. Kenia me tiene enganchada, la fe es inmensa, la pobreza da una gran libertad.

Coro con  «una niña maravillosa con discapacidad intelectual que estaba perdida y devolvimos a su familia. Ella es el punto de partida de la nueva Misión que, si Dios quiere, empezaremos este año».

Piensa Coro que hay que florecer donde te plantaron. Defender la vida de las personas con discapacidad es su leitmotiv, defender la vida con Provida, defender que la madre embarazada debe recibir todo el apoyo que necesita.

Queridos lectores, tengo ante mi el libro que Coro me ha regalado y comparto con Ustedes el epílogo, su ultima página. «El miedo es el peor compañero de viaje para el ser humano. Atenaza los sentidos exteriores hasta confundirlos por completo. Hace dudar de uno mismo y de Dios, de los propios sentimientos y de los anhelos que el Señor ha colocado cuidadosamente en nuestro corazón; hace dudar, en definitiva, de la capacidad para abrazar la propia vida.

Por eso, en ocasiones necesitamos a alguien que nos recuerde para que estamos hechos. Eso hizo Borja Tianyou, narrador omnisciente de esta historia. Entró en nuestra familia como un ciclón de esperanza, invitándonos a creer en lo imposible, poniendo todo patas arriba.

Y nos sorprendió para rescatarnos, para abrir bien nuestros ojos y enseñarnos que el tiempo que estamos en este mundo no puede perderse en su superficial, lo inmediato, lo fácil, lo cómodo…

Nos descubrió que estamos hechos para el Cielo. Y nuestro tiempo aquí tenemos que emplearlo en descubrir ese Camino, y permitir que otros también encuentren el suyo.

Con él descubrimos que todo lo que ocurre en nuestras vidas, todo, absolutamente todo, por duro difícil e incomprensible que parezca… Todo tiene un Sentido.