Una forma de ser persona

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Escribe Daniel Comín en “Autismo Diario”, que el Síndrome de Asperger como entidad diagnóstica ha desaparecido, al igual que previamente desapareció también el Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD).

Afirma Comín «Los cambios en los modelos diagnósticos se han centrado en aglutinar un gran número de factores diversos a una sola entidad diagnóstica, el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), el cual se ha convertido en un conjunto bastante amplio de cosas de forma que casi cualquier cosa entra ya en el TEA. Ya en su día se creó el Desorden de la Comunicación Social (SCD por sus siglas en inglés “social communication disorder”) que se suponía era una especie de TGD, pero esto finalmente no fue así, es raro que a alguien le diagnostiquen un desorden de la comunicación social.

Pero bueno, la reflexión es otra, ¿ha sido bueno o malo la desaparición del Síndrome de Asperger como entidad diagnóstica? Englobar todo bajo un mismo paraguas no parecía ser buena idea.

Hoy pienso que es genial, fue un acierto. No creo que fuera un acierto por el tema de meter todo en un mismo saco, eso sigue siendo un error, pero creo que fue un acierto porque ahora NADIE puede diagnosticar el Asperger, de forma que nadie puede ser Asperger por efecto de un diagnóstico clínico emitido generalmente por un profesional ligado a la salud mental. Recuerden que tanto en el DSM como en el CIE hablamos de salud mental…

«La gran mayoría de la gente tiene muy claro a qué asocia el autismo, y es, en general, un cuadro con mayor severidad, a personas con altas necesidades de apoyo. Que esa percepción social sea cierta o no, eso es harina de otro costal. De la misma forma que sigue habiendo gente que cree que la homosexualidad es una aberración, algún tipo de castigo divino, ya saben, la estupidez es infinita».

«Ahora todo es autismo, todos son autistas y si no, estás en el fenotipo, la cosa es poder ir dando gritos para dejar clara tu identidad diagnóstica, quizá el día que el autismo no sea un diagnóstico podamos ver las cosas de otra manera, yo hoy lo veo así, pero siempre, siempre, respetando las decisiones identitarias de todos, es una libertad que debemos preservar, y aunque yo no quiera una identidad diagnóstica, entiendo que hay gente que la necesite. Yo no, yo es que tengo un Trastorno del Espectro Humano (TEH) y soy más raro que un perro verde».

En el último párrafo del artículo Comín se pregunta: «Pero ser raro, ser diferente, no ser “normal”, no significa que tengas autismo o que encajes en algún diagnóstico psiquiátrico, lo importante es que tengas claro quién eres ¿Y tú, tienes clara tu identidad?».

Gracias Comín.

Desde La Terapia del Arte sí tenemos claro nuestra identidad respetuosa con cada identidad personal, no siempre elegida libremente, pues nadie ha elegido nacer con una determinada carga genética, ni en un lugar preciso de la geografía, ni en un momento determinado de la historia de la humanidad.

Nuestra libertad es «cargada sobre nuestros propios hombros» como pedía Cervantes y salvando nuestra peculiar circunstancia, día a día.