Respeto, por favor

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Hace unos días se ha estrenado el documental «Deporte en las venas» dirigido por Sonia Tercero, por eso hemos entrevistado a esta directora para este número de La Terapia del Arte. Como afirma Julián Marías ser persona «es poder ser más». Más persona, se entiende. Con más conocimiento, más voluntad, más deseos y más respeto.

“El que quiera rezar, que rece y el que no, guarde respeto hacia su compañero”. Así me contaba mi hijo mayor como comenzaba la jornada escolar en el colegio Estudio hace muchos años, cuando era obligatorio por ley rezar en las escuelas antes de empezar las clases.

Sigue vigente esta virtud del respeto al compañero como la nota más destacada en la didáctica de Estudio, fiel heredero de la pedagogía histórica española.  Pero se ha perdido como vigencia social.

Porque el respeto (del latín respectus ‘acción de mirar atrás’) es la atención, consideración y valoración ante alguien o algo al que se le reconoce valor social o merece especial deferencia.

“¿Tú conoces al Piyayo?/ un viejecillo renegro, reseco, chicuelo;/ la mirada, de gallo pendenciero;/y el hocico, de raposo tiñoso,/que pide limosnas por tangos/y maldice cantando fandangos gangosos./ A chufla lo toma la gente./ A mí me da pena/ y me causa un respeto imponente.” En España ha existido mucho ¨respeto imponente¨, hasta hace unos pocos años.

En nuestros días se ha perdido el simple y necesario respeto a la persona diferente, al mayor y al adversario, a las instituciones y a los bienes públicos. No hay más que asomarse a una pantalla o poner la radio y escuchar, o mirar los miles de metros pintarrajeados en vallas, arcenes, parques y fachadas, para comprender que la virtud del respeto ha desaparecido de nuestro acervo cultural. La pregunta que deberíamos hacernos hoy es ¿qué me causa respeto?

Claro que existe la libertad individual de criticar, contradecir, opinar, filmar, fotografiar, cantar y pintar lo que quiera cada quien, pero con un límite también claro, el “respeto al compañero”, al adversario, al viejo, al religioso, al deportista, al discapacitado y a los bienes públicos… Un respeto, por favor.

 

Abril 2022                                                                                                            Leticia Escardó