Entrevista con Jorge Albadalejo

Publicado por

 

Por fin me he encontrado a mí mismo

Breve definición de quien es Jorge Albaladejo…

Jorge Albadalejo
Jorge Albadalejo

– Un tipo que pasaba por aquí. No sabría qué definición darte, y la verdad es que las etiquetas siempre me han dado un poco de grima. A veces soy ingeniero de software. A veces diseñador gráfico y web. Otras veces escribo, o elaboro cerveza artesanal. Sé que somos mucho más que nuestra profesión, y aún así, cuando alguien me pregunta ¿quién soy?, es lo primero que me viene a la cabeza: a qué me dedico. Cuando no estoy emprendiendo algún proyecto temerario, defendiendo alguna cause imposible o intentando ganar dinero para pagar facturas, hago senderismo, me doy un paseo por el monte en bicicleta, o me voy de viaje a algún sitio donde no entiendo ni el idioma ni la cultura. Me aburro fácil y rápidamente y necesito cambiar de contexto a menudo.

¿Como se forjó tu vocación profesional?

Bueno, «vocación» es una palabra que hay que coger con pinzas, casi una palabrota, diría yo. Creo que el sentido moderno y occidental del término, ese trabajo o pasión para toda la vida, es una gran mentira. Muchos trabajamos por dinero. Algunos, a veces, tienen suerte de encontrar una actividad o profesión que les llena y les permite seguir reinventándose con los años. En mi caso, como el de muchos otros multipotenciales, me apasionan diversas áreas que, lamentablemente, no puedo desarrollar profesionalmente. Vivimos en un mundo cada vez más especializado y competitivo, donde las personas renacentistas no parecen tener cabida. El mundo profesional busca piezas del engranaje altamente especializadas y entrenadas, pero que no se salgan de la posición que se les asigna. Aquellos que somos divergentes tenemos dificultades encajando en una sociedad cada vez más compartimentada y burocratizada, donde moverse entre especializades cuesta cada vez más títulos y años de estudio. Dicho esto, mi «pasión» principal, la ingeniería de software, la descubrí en la universidad, mientras estudiaba otra carrera (telecomunicaciones), aunque ahora busco reinventarme, no tengo muy claro cómo. Me apasiona también la psicología, la sociología, la robótica, escribir relatos de fantasía, y el emprendizaje.

¿Por qué elegiste ser escritor?

No lo elegí, más bien surgió. Cuando tenía unos 20 años descubrí que me ayudaba a expresar mis emociones, usaba un estilo de prosa poética, abstracta, inspirado de Ray Loriga. Los pocos relatos que tengo y que valen la pena, no tienen un sentido literal, están escritos para provocar una reacción emocional en el lector. Uso las palabras para despertar sentimientos, no para transmitir significado semántico. Es un tipo de comunicación al fin y al cabo, supongo. También me inspiro en la extensa obra de Terry Pratchett, pero eso ya son palabras mayores. Mi primer y último libro publicado, surgió de nuevo por la necesidad de expresar una ensalada de emociones y sentimientos que llevaba mezclándose desde que nací, prácticamente. Al poner mis pensamientos por escrito, de algún modo dejan de rebotar en mi cabeza y se quedan «guardados» en el papel que los contiene.

¿Cómo se te ocurrió la idea de publicar “Manual de supervivencia para unicornios”?

Surgió tras la culminación de una crisis vital que, a su vez, fue la culminación de un proceso de búsqueda de mí mismo largo, a veces tortuoso, lleno de curvas y loopings, y que a su vez fue provocado por una serie de vivencias tal vez excepcionales, intensas y en ocasiones traumatizantes. He pasado toda mi vida tratando de camuflarme en el entorno, modulándome, imitando formas de ser y personalidades que no tengo, tratando encajar y ser aceptado como uno más. Y sin embargo, los unicornios (personas con altas capacidades y problemas de adaptación) destacamos por mucho que intentemos disimular. Sufrimos mucho rechazo, burla, represión y a veces acoso por ser diferentes. Porque aprendemos mucho y rápido cuando algo nos entusiasma. A veces por envidia. A veces simplemente, porque el mundo no ve con buenos ojos al que piensa, actúa y siente diferente.

Todos esos roces constantes con el entorno, toda esa presión social para ser de un modo que no va conmigo, las expectativas de alto rendimiento, la frustración de tener que pasar por procesos de aprendizaje lentos y mecánicos (nuestro sistema educativo deja mucho que desear)… es como una olla a presión que va subiendo lentamente la temperatura. Pasé por diferentes terapias, coaches, libros de autoayuda, y nunca encontraba una explicación a por qué me sentía diferente, aislado, rechazado, y obligado a vivir en un mundo absurdo con unas normas absurdas. Cuando leí el libro de Jeane-Siaud Facchin, «¿Demasiado inteligente para ser feliz?», es como si una puerta a un nuevo mundo se hubiera abierto ante mí: ¡ahí estaba la explicación! Tras hacer el test de inteligencia en un gabinete de psicología y confirmar mis sospechas, sentí como si me hubiera quitado toneladas de peso de encima. Todos esos momentos confusos e incómodos en la escuela, en el trabajo, en la universidad, con mis amigos… todas esas frustraciones, ansiedad, depresiones… de repente, tenían una explicación. Por fin me he encontrado a mí mismo.

Necesitaba escribirlo. Dejar plasmada una radiografía de mi estado mental y emocional en el momento preciso en que la estaba escribiendo: unas semanas después de descubrir que soy superdotado. Necesitaba gritar al mundo: «¿Lo veis? No soy yo, no soy raro ni estoy loco, simplemente pienso diferente; veo la realidad de un modo diferente; y soy capaz de llegar lejos cuando me lo propongo, aunque nadie se lo crea». Pero eso no es todo. Quería también transmitir un mensaje. Por un lado a la sociedad, para que se hable y reflexione más sobre las altas capacidades y el modo en que nuestro entorno pone etiquetas y limita a las personas a ser una sola cosa, tal y como dicen las normas (sociales, culturales, modas…) que debe de ser. Estas restricciones pueden suponer una auténtica tortura para muchos unicornios. Por otro lado, quería lanzar un mensaje en la botella para el resto de unicornios camuflados del mundo, y decirles que no están solos ni son bichos raros, sino mentes diferentes con tanto derecho a existir, ser ellos mismos y desarrollarse como el resto. Y que se animen a leer más sobre el funcionamiento especial de las altas capacidades, incluso a hacer un test de prueba, que se atrevan a dar el paso y comprobar si, como quizá sospechen, son superdotados.

La visión tradicional de la superdotación está llena de clichés. Se asume que un CI elevado lo explica todo, y que la consecuencia obligatoria es un alto rendimiento académico y profesional. La realidad es más compleja. Una gran mayoría de adultos superdotados no sabe que lo son, muchos de hecho han sufrido fracaso escolar, universitario o laboral. La alta sensibilidad es un rasgo bastante común entre superdotados y, junto a una mente que no descansa, que no deja de conectar ideas dispares y un mundo hostil con las diferencias que les recuerda con frecuencia que no encajan… muchos unicornios viven escondidos tras varias máscaras de personalidad. Pero me voy por las ramas, desventajas del pensamiento arborescente (juego de palabras gratuito). Lo que realmente me ha cambiado la vida no es saber que tengo un alto CI, sino qué conlleva: cómo funcionan las altas capacidades, a nivel intelectual, emocional, sensorial, en la forma en que vemos, percibimos, pensamos y sentimos. Somos diferentes, ni mejores ni peores. Y esta diferencia puede ser nuestro arma, o nuestra propia trampa.

¿Qué novedad -psicológica, literaria, vital- crees aporta tu libro?

Hay varios libros escritos sobre la superdotación, de autores con muchos más años de estudio sobre el tema a sus espaldas que yo. No pretendo dar una clase magistral al respecto. Mi libro es un testimonio en primera persona. Hablo de situaciones comunes entre unicornios, y también un poco de mi propia historia y de cómo el descubrir mi «diagnóstico» me está llevando por este proceso de catarsis. Medio libro es una compilación de reflexiones filosóficas acerca de temas cotidianos que para mí, como para muchos otros superdotados, supone una fuente malestar, estrés, frustración y, en general, problemas de adaptación al entorno y sufrimiento. Es un libro con el que otros unicornios pueden sentirse identificados y, de algún modo, sentir que su carga se aligera, pues verse reflejado en los pensamientos del otro es un ejercicio catártico en sí mismo. Es un libro que puede ayudar a aquellas personas superdotadas que no terminan de encontrarse a sí mismas, a dar el paso y aprender más sobre las altas capacidades. Finalmente, da una visión, a mi conocimiento inédita, de cómo funciona una mente superdotada, no desde la teoría de un tratado de neurología ni desde la patologización sistémica de la terapia psicológica, sino desde la propia vivencia personal. Creo que esta perspectiva puede ayudar a poner en relación (y en equilibrio) tanto los manuales teóricos, como las prácticas terapéuticas, con la realidad que experimentamos muchos superdotados.

¿Por qué tuviste la idea de contactar con la Fundación Belén?

Vuestra misión encaja muy bien con mis valores. Ayudáis a personas que, por diversas razones, tienen un funcionamiento mental diferente a la norma. Es decir, neurodivergentes, como yo. Ofrecéis un faro en la noche a personas que no saben bien por qué son diferentes, y se sienten solos y en cierto modo abandonados por el sistema. Es exactamente lo que me gustaría que la gente dijera de mi libro. Cuanto más aprendo sobre el funcionamiento de la mente y la neurodivergencia, más me doy cuenta de que somos todos iguales, pero no todos tenemos las piezas ordenadas igual. La mente es un gigantesco rompecabezas y, conociendo sus principios básicos, podemos explicar la gran mayoría de los comportamientos, emociones, sentimientos y experiencias que vivimos. Por un mundo más abierto, tolerante y comprensivo con la diversidad, quiero apoyar esta causa, para que demos visibilidad a esas minorías diferentes que a menudo se descartan como «bichos raros» o «gente con problemas». La realidad es más compleja.

Puedes contarnos algunos de tus planes futuros

Quería hacer un safari en Kenya por mi 40 aniversario, pero después pensé que quizá sería un poco colonialista. Estoy a punto de sacar mi propia marca de cerveza artesana al mercado. Preferiría no volver a trabajar en un ambiente laboral que no sea respetuoso con la neurodiversidad, pero lo veo una utopía ahora mismo. Vivir del day trading me parece otra utopía. No sé, quizá me tome unas vacaciones en un retiro espiritual, o monte una consultoría de software. Me gustaría programar un videojuego basado en sistemas de agentes, por ejemplo colonias de hormigas. También quiero montar un sistema acuapónico y así tener lechugas y truchas «gratis». No tengo ni idea. Me gustaría seguir aprendiendo sobre cualquier tema que me resulte interesante. Me gustaría encontrar una fórmula de vida profesional que respete mis necesidades como persona neurodivergente. Siempre he querido tomarme un sabático para recorrer el sureste asiático. Quizá no sea tarde para tener hijos y fundar una familia. Si todo esto te parece un poco extremo, imagínate un día entero en mi cabeza.