Abuso de pantallas
Aunque no está enmarcada dentro del listado de enfermedades psiquiátricas, la adicción a las pantallas es cada vez mayor, tanto en adultos como en niños.
Pero más aún en adolescentes. Según los datos que publica Javier Urra en su reciente libro «Déjame en paz… y dame la paga» el 80% de los adolescentes ve la televisión 3 horas diarias de media. El 92% tiene un perfil propio en redes sociales. Un 90% disponen de entre 2 y 5 pantallas personales. Y un 72% mira el móvil constantemente.
Debemos prestar una especial atención a niños y adolescentes en el abuso de pantallas, aunque el elemento «educador» de la tecnología es indiscutible, su uso descontrolado puede mermar seriamente sus capacidades creativas, sociales y cognitivas, repercutiendo todo ello en sus estudios y en su futuro.
El aumento vertiginoso del tiempo que niños y adolescentes pasan expuestos a las pantallas diariamente es una realidad que los padres perciben en la mayoría de los hogares. Además, la actual pandemia y sus respectivos periodos de confinamiento han hecho que esta tendencia se agudice aún más por la necesidad de atender la educación a distancia. No es de extrañar que convivan el mismo número de personas que pantallas encendidas, ya sean estas de ordenador, móvil, tableta, televisión o videoconsola.
La adicción a las pantallas afecta seriamente a su capacidad creativa y expresiva más allá de los graves problemas de sedentarismo y su relacionada obesidad infantil, se añaden los problemas de aislamiento social, dificultad de comunicación o falta de concentración. Todos estos problemas desembocan en un mayor aburrimiento, en una creciente apatía y necesidad de consumo exterior.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) a finales del mes de abril del 2019, publicó una serie de directrices sobre actividad física, sedentarismo, y sueño en niños menores de 5 años. En concreto, la doctora Juana Willumsen, coordinadora de la OMS para la obesidad infantil y la actividad física, afirmó que «lo que realmente debemos promover es que los niños vuelvan a jugar. Se trata de potenciar el tiempo de juego activo en detrimento del tiempo dedicado a actividades sedentarias frente a las pantallas». Apuesta por dos conceptos clave para el correcto desarrollo del niño y del adolescente: la interacción con padres y maestros y el fomento de actividades como correr, leer, contar cuentos, cantar, hacer puzles…
Es urgente revertir esta situación si no queremos criar futuros adultos vacíos. La primera medida para promover en niños y adolescentes imágenes interiores es reducir al máximo las imágenes exteriores: las pantallas.
Los especialistas lo tiene claro: «a mayor simplicidad externa, mayor actividad interna».