David Reymonde forma parte de un colectivo de cineastas y activistas Riojanos, residentes en Logroño, que han tenido la brillante idea de “Agarra la Vida”: crear un festival de cortometrajes sobre prevención del suicidio. Abordar su realidad, sin ocultarla, y los muchos motivos que lo provocan, desde una crisis personal o económica, una depresión reactiva a esto, la ludopatía, la marginación, o la soledad. Entender el dolor extremo de una persona, pero recordar que se puede pedir ayuda a profesionales, para no perder la esperanza.
Este es el propósito de esta iniciativa. Será complementada con charlas y conferencias tras la proyección de los cortos ganadores.
En el suicidio no solo es un drama la perdida de una vida, los supervivientes han de lidiar cada día con un gran sentimiento de culpa, y en el caso de sus familiares, hablamos de la tragedia del duelo. Hablamos de vidas, 3.600 vidas anuales en España, y decenas de miles más contando a sus familiares y amigos.
David, danos una breve descripción de tu personalidad
Describirme en tercera persona es un signo de personalidad patológica, hacer una breve descripción de una vida imposible, es un ejercicio más allá de mis facultades, además, ni la podría creer yo si escucho una vida con un cuarto de experiencias limite superadas. Mi presentación como periodista arranca en 1989, pasando 10 años más tarde a internacional en mi primera guerra, Yugoslavia, en la que estuve a punto de morir con un pulmón reventado. He sido acreditado en 22 países más como reportero. Como cineasta he dirigido once documentales, corrigiendo Jose Saramago el rodado en Irak. He actuado en varios largometrajes, siendo candidato al Goya como actor revelación por «Alatriste». Mi origen es Danés, poseo tengo la nacionalidad española por nacimiento.
¿Qué te hizo elegir tu profesión?
Como actor, el «responsable», es Al Pacino, cuando vi de niño en el cine desgarrar su alma e inspirar a tantos en películas como «Tarde de perros», o «Serpico», como periodista, fue convertirme en «el grito de los sin voz», los cientos de millones de personas que sufren sin que a nadie le importe, al menos con mi trabajo, hice llegar sus historias, horrores, y esperanzas a cinco millones de personas.
¿Quién o quienes fueron tus primeros maestros?
Rafael Carmona, pintor y profesor de filosofía, consiguió ordenar mis pensamientos a los doce años, tres años después, uno de los supervivientes del campo de exterminio de Mauthausen.
¿Hay alguna razón para elegir el título de vuestro proyecto «Agarra la Vida» ?
Cada dos horas y media en España, y cada 40 segundos en el mundo, se comete un suicidio. La desesperación es tal, que no deja otra salida. En este escenario, la mejor alternativa es hacer ver a los que se han quedado sin fuerzas, que merece la pena AGARRAR LA VIDA.
¿Cómo piensas fomentar el concepto vital a través del cine?
A través del propio cine. Es un arte. Seguramente el más completo, pues se compone de una narrativa surgida de un guion literario, suma el trabajo de actores -como en el teatro- la fotografía es fundamental en esta tarea, y la música. Se usaba, incluso, durante el periodo del cine mudo, mediante una partitura humilde para un pianista en una más humilde sala, o para una orquesta en un gran teatro. El cine como arte supremo es INSPIRADOR, además de una industria muy potente, es un concepto de ocio. Algunas de las más brillantes ideas se han conocido gracias al cine, sin él, habrían caído en el olvido.
¿Teneis patrocinadores para la realización del proyecto?
Una institución bancaria, en este caso una caja de ahorros, ha colaborado con el proyecto dentro de sus limitadas posibilidades.
¿Cuentas con colaboradores?
Si, el apoyo de «El teléfono de la esperanza», ha sido fundamental en ello.
¿Por que has elegido este tema?
Es a partes iguales un tabú, como una información muy complicada de transmitir en prensa, ya que el código deontológico nos impide informar sobre ello, pues supone el riesgo de provocar el efecto «de salto», sobre quienes sufren una depresión severa, o están desesperados. La sociedad necesita dejar de mirar hacia otro lado, y afrontar este gravísimo problema.
¿Cuándo te surgió este proyecto?
En diciembre del año pasado, ante la situación que se dio, propia de esas fechas, en el repunte de suicidios, era necesario hacer algo para paliarlo en la medida de lo posible.
¿Tienes algún sueño para el futuro?
Además de continuar con mi labor profesional, pues es mi deber, por soñar, sueño despierto vivir en un bosque de montaña junto a mis perros y mis libros, no necesito nada más, «Walden» es mi guía, y uno de mis libros de cabecera.