Las autoridades irlandesas han anunciado que cada año plantarán alrededor de 22 millones de árboles en todo el territorio hasta 2040, para llegar a tener al menos 440 millones árboles nuevos para combatir los peores efectos del cambio climático.
Los objetivos de esta nueva campaña son parte del plan de acción climática del gobierno, que fue publicado en junio de este año. Por medio de esta propuesta, esperan llevar sus emisiones netas de carbono hasta cero para el año 2050.
Entre las otras medidas que forman parte de este plan se incluye un nuevo impuesto al carbono, una mayor inversión en energías renovables y cambios en la agricultura y el uso de las tierras.
«El plan de acción climática se compromete a lograr una expansión en la plantación forestal, para garantizar que ocurra una reducción del carbono por el uso de la tierra durante el período 2021 a 2030 y en los años posteriores», dijo un portavoz del Departamento de Comunicaciones, Acción Climática y Medio Ambiente.
El Irish Times señaló que la iniciativa ya se ha enfrentado a cierta oposición por parte de los agricultores, a quienes se deberá convencer para que reserven algunas de sus tierras para que los árboles cumplan con los objetivos del gobierno.
Pero el gobierno ha defendido el plan climático como un paso imprescindible para salvaguardar la economía del país contra los peores impactos del calentamiento global.
Los científicos llevan mucho tiempo informando sobre las habilidades de captura de carbono de los árboles. Un estudio publicado en julio encontró que una de las formas más asequibles para combatir las emisiones de gases de efecto invernadero es plantar mil millones de árboles o más en los próximos años.
Sin embargo, el estudio recibió críticas por parte de quienes advirtieron que los árboles por sí solos no serían suficientes para combatir las tasas en aumento de emisiones de carbono.
Los críticos instaron a los líderes del mundo trabajar en una cartera de estrategias para la reducción del cambio climático, incluida la inversión en energía renovable y una reducción masiva de los combustibles fósiles.
Todos los estudiantes deberán plantar 10 árboles para graduarse en Filipinas
Una llamativa ley llega desde Filipinas, que se ha caracterizado en los últimos años por su pujante economía y avances tecnológicos, pero también por su esfuerzo por frenar la pérdida de bosques.
El país ahora requerirá por ley que todos los estudiantes graduados de la escuela primaria y secundaria, y de la universidad planten 10 árboles cada uno para que puedan graduarse.
Los parlamentarios que apoyan esta ley estiman que en el transcurso de una generación en el marco de esta ley se plantarán 525 mil millones de árboles. Ven esto como una oportunidad para que los jóvenes filipinos ayuden a enfrentar el cambio climático y a construir un ambiente más verde para su generación.
El enfoque estará en la plantación de especies locales que coincidan con el clima y la topografía del área. La ley establece que los árboles deberán estar ubicados en bosques, manglares y áreas protegidas, dominios ancestrales, reservas civiles y militares, áreas urbanas, y minas inactivas y abandonadas.
El proyecto, denominado «Ley de graduación para el medio ambiente», fue aprobado en la Cámara de Representantes y ahora se envía al Senado de Filipinas. Se encuentra disponible al público en el portal web del parlamento.
Más de 12 millones de estudiantes que se gradúan de la escuela primaria cada año, 5 millones de la escuela secundaria y 500,000 de la universidad, lo que equivale a 175 millones de árboles nuevos plantados cada año.
Filipinas consta de 7.641 islas en el sudeste asiático. Allí, la deforestación ha sido un problema ambiental primario. El desarrollo generalizado y la agricultura han llevado a una caída significativa en las áreas forestales. A lo largo del siglo XX, el área boscosa disminuyó del 70 al 20%. Se estima que 24.2 millones de acres de bosques fueron talados desde 1934 hasta 1988.
Algunos muros sí valen la pena
Cuando pensamos en un muro, lo asociamos a los que recientemente se han construido para dividir. Sin embargo, este muro verde que se alza en el desierto del Sahara tiene fines diferentes. Los países africanos que lo están construyendo se unieron para enfrentar el problema de la desertificación a través de un proyecto que planea construir un gran bosque para sustituir el desierto.
En Nigeria, los árboles comenzaron a desaparecer a partir del Bukhari, la gran hambruna de 1984-1985 provocada por la sequía.
Problemas como la desertificación, la degradación del suelo, las sequías, el cambio climático, la inseguridad alimentaria, la pobreza, la pérdida de biodiversidad, la migración forzada y los conflictos aquejan a África, el enorme continente donde viven 1.200 millones de personas en 54 países.
En el año 2004, el deterioro causado por el cambio climático movilizó a más de 20 países que rodean el desierto del Sahara, organizaciones internacionales, institutos de investigación y organizaciones de la sociedad civil para colaborar en la Gran Muralla Verde para el Sahara y la Iniciativa Sahel, conocida simplemente como la Gran Muralla Verde de África (GMV).
Según la Unesco, la meta es crear un cinturón de múltiples especies vegetales que cruzará el continente africano desde Dakar a Djibuti, de más de 7.000 kilómetros de longitud y 15 kilómetros de ancho.
Para poblar esta Muralla Verde se seleccionaron varias especies nativas, como el datilero del desierto (Balanites aegyptiaca) varias especies nativas de acacias (Acacia Senegal, Acacia Seyal) o el ciruelo indio (Ziziphus mauritiana), ya que se adaptan al clima semiárido y proporcionan además una fuente sostenible de alimentos e ingresos para la población local.
La agricultura ha resurgido en los pueblos y las comunidades locales, que han aprendido a mantener la tierra. En paralelo a la plantación de la Muralla Verde se han desarrollado numerosos programas educativos, y los resultados ya son visibles desde el aire.