Acoso escolar y discapacidad
Los niños y adolescentes con síndrome de deleción (DS) 22q11.2 (es una anomalía cromosómica que causa un cuadro clínico con malformaciones congénitas, defectos cardíacos, anomalías del paladar, dismorfismo facial, retraso en el desarrollo e inmunodeficiencia) sufren más acoso escolar por ser un colectivo más vulnerable debido a problemas de aprendizaje, retraso mental o discapacidad. Así lo demuestra un estudio realizado por la psiquiatra Marta Bravo del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón. El síndrome 22q11 es una afección causada por la pérdida o delección de un fragmento de este cromosoma, y es relativamente frecuente puesto que afecta a uno de cada 4.000 niños nacidos vivos.
Se trata de una anomalía cromosómica que causa un cuadro clínico con malformaciones congénitas cuyos rasgos característicos incluyen defectos cardíacos, anomalías del paladar, dismorfismo facial, retraso en el desarrollo e inmunodeficiencia.
Este síndrome es una de las causas genéticas más comunes de discapacidad intelectual. Asimismo, actualmente se ha convertido en uno de los factores de riesgo más conocidos para desarrollar sintomatología psicótica y se ha estimado un riesgo aproximadamente 20 veces mayor de desarrollar esquizofrenia que en la población en general.
El estudio realizado por Marta Bravo, del Instituto que dirige Celso Arango, no sólo pone de manifiesto la alta tasa de trastornos mentales que presentan los niños, adolescentes y adultos con el síndrome 22q11 como ansiedad, depresión obsesiones o psicosis, entre otras, sino que evalúa, por primera vez, la presencia pasada o presente de acoso escolar y marginación que padecen las personas con esta patología debido a su especial vulnerabilidad al presentar factores de riesgo asociados al síndrome como dificultades fonatorias, dificultades en la comprensión de las normas sociales o baja capacidad de resiliencia.
“Para este estudio se seleccionaron 55 personas con alteraciones genéticas en la región 22q11.2. La presencia del acoso escolar en nuestra muestra fue alto, del 47% y especialmente en aquellas personas que padecían además trastornos de ansiedad y trastorno obsesivo compulsivo” añade la psiquiatra Marta Bravo. Se estima que aproximadamente entre un 10-15 por ciento de la población infantil en general sufre bullying durante más de seis meses a lo largo de su vida.
Para esta psiquiatra del Marañón es necesario un seguimiento estrecho de todas las personas con síndrome 22q11 de manera preventiva ya que un diagnóstico temprano y adaptado a las circunstancias personales mediante medicina personalizada podría llevar al desarrollo de nuevas opciones de tratamiento para trastornos mentales, con una menor pérdida de calidad de vida y de años de vida para estos pacientes.
“Igualmente es de especial importancia el desarrollo de medidas preventivas y correctoras contra la presencia de acoso escolar, con especial precaución en pacientes vulnerables que sufren algún tipo de discapacidad” para Marta Bravo incluir medidas educativas hacia la diversidad como campañas de concienciación de los diferentes tipos de discapacidad evitaría que el desconocimiento de las mismas produzca el rechazo de iguales.
Más información en: https://www.22q.es/