Nando Parrado durante su magistral ponencia en MABS 2019
Millones de personas hemos escuchado hablar de Nando Parrado y de sus 15 compañeros supervivientes del equipo uruguayo que salvaron la vida tras el accidente que les acaeció cuando iban a disputar la final del campeonato de rugby contra el campeón chileno. Las otras 29 personas que les acompañaban (la tripulación, otros compañeros, entrenadores, directivos del club, familiares y amigos) perdieron la vida. La mayoría falleció durante el impacto del avión con uno de los picos de las cumbres de los Andes (los que iban desde la fila 10 hasta el fuselaje del avión), otros durante el aterrizaje y algunos de los supervivientes días después fruto de un alud de nieve que les sepultó mientras dormían en el cuartel en el que convirtieron los restos de la aeronave.
A Nando Parrado y a sus 15 compañeros supervivientes los hemos visto reflejados en la magnífica película Viven, que muestra la odisea que vivieron desde que ocurrió el terrible accidente el 13 de octubre de 1972. Curiosa fecha, el día después de la celebración del Día de la Hispanidad. Él mismo describe esa aventura titánica que vivieron durante 72 días como un auténtico milagro. Al escucharle de forma cercana durante el MABS 2019 celebrado el pasado mes de junio en Madrid, uno piensa en que la Virgen, en sus advocaciones del Pilar y de Guadalupe, intercedió por aquellos 16 jóvenes.
Pero también como él nos alumbró otras circunstancias fueron decisivas para sobrevivir, y a partir de ahí encontrar los 16 nuevos sentidos a sus vidas, a mirar a la vida con ilusión, convicción, y entereza para salir adelante por muy difíciles que fueran los obstáculos que se les pusieran por delante. Pusieron sus conocimientos y experiencias al servicio de la causa. Aprendieron sobre la marcha en las más dantescas circunstancias que cualquier persona se pueda imaginar. La formación física que atesoraban como deportistas que eran también fue decisiva, y aún así perdieron decenas de kilos durante aquellos 72 días, en el caso concreto de Nando Parrado “45 kilos”. El sentido de la amistad y del equipo también resultaron determinantes.
Nando Parrado mostró a las 1.050 personas congregadas durante la segunda Jornada del MABS 2019 que es una persona sabia, en el sentido clásico de esta expresión: Es bueno, generoso, comprometido con su familia y amigos y compañeros de trabajo. Es alguien humilde, recalcó en varias ocasiones que para nada se considera un héroe, sino alguien que como sus otros 15 amigos y compañeros de aquella odisea lucharon para seguir adelante, para continuar viviendo.
Las cuestiones materiales de esta vida no le son ajenas, es más afirmó con sinceridad que le gusta viajar en primera, vestir buena ropa, comer en buenos restaurantes, u hospedarse en hoteles de calidad. Sin embargo, remarcó que una vez que la vida con su esfuerzo y el apoyo comprometido de su equipo de trabajo le ha permitido ser un empresario exitoso, las únicas circunstancias decisivas para el resto de su existencia son su esposa, sus dos hijas, sus nietos y amigos.
Su camino y su meta son continuar con el ejemplo que nos brinda la inteligencia emocional para legarle a sus seres queridos lo que ha aprendido de la vida y los valores que fue atesorando desde niño de la mano de su padre, de su hermana mayor, de la nueva compañera de su progenitor, de su madre y de la hermana a las que perdió en el accidente, de su esposa e hijas. De aquellos amigos que se fueron en el accidente, y que eran los auténticos líderes, como Marcelo -capitán del equipo muerto al octavo día durante la avalancha de nieve-, o Pancho quien murió durante el accidente. En palabras, de Nando Parrado “sobrevivimos porque murieron los auténticos líderes, y los demás aprendimos durante aquellos días a serlo”.
M. Carmona Rodríguez