Desde hace demasiados años al terminar un ciclo electoral, escuchamos a los diferentes políticos decir que han tenido buenos resultados. Pero la realidad es bien distinta. Más aún ahora en el que no menos de cinco partidos de ámbito nacional tienen que negociar no solo los distintos gobiernos sino el día a día.Tras todas las elecciones de la pasada primavera (generales, a la mayoría de regiones y municipales, incluidas sus diputaciones), se abre un nuevo tiempo donde lo más importante como siempre es hacer una gestión inteligente, coherente y honrada de las circunstancias de la mayoría de la ciudadanía, y de sus instituciones públicas y privadas. ¿Lo harán posible los servidores políticos? ¿Qué responsabilidad tiene cada uno?
Desde hace tres años se reproducen hábitos maniqueístas y erróneos de la vieja política, entre otros: el reduccionismo derechas e izquierdas; el cortoplacismo; la falta de una mirada vertebradora y que cree sinergias entre municipios y regiones, como de España con el mundo. La nueva composición del Parlamento Europeo y contar con personas como Borrell con amplia experiencia y trayectoria internacional, o de formados y competentes eurodiputados como Garicano y otros, deben dar una nueva relevancia y capacidad de tomas de decisiones a España dentro del seno de la UE.
España requiere evitar las posiciones extremas, que además para fortuna de la mayoría de las personas que convivimos a diario en ella, no son las opciones mayoritarias tras los resultados electorales. Esperemos que además ésas cada vez tengan menos apoyos hasta quedar reducidas a la mínima expresión. Ya sabemos las consecuencias de las mismas en el pasado: en España, la Guerra Civil. En el Mundo, las dos Guerras Mundiales.
Está pendiente la reforma de la Ley Electoral, que como ya avisó el historiador Juan Pablo Fusi en una entrevista en este medio, se ha de hacer con inteligencia y responsabilidad. Esa reforma habrá de quitar poderes excesivos a las posiciones nacionalistas e independentistas que se están favoreciendo de las lagunas y errores de la Ley d’Hont desde 1978. También a los partidos de ámbito nacional que durante cuatro décadas se han beneficiado del reparto de escaños.
Las diputaciones y las empresas públicas requieren desde hace décadas una reestructuración donde los intereses de los compartimentos estancos políticos se superen y de-saparezcan, y se haga una gestión eficiente de los diferentes servicios públicos en favor de la ciudadanía y de las entidades privadas.
Ello conlleva a su vez aplicar la transversalidad para superar los 6 niveles de duplicidades que hay en España desde el Parlamento nacional hasta los consistorios municipales. Y que, por un lado, se fomenten sinergias entre las administraciones de ámbito nacional y las de ámbito regional, municipal y europea. Y, por otro, que se detallen con claridad y lealtad las competencias de cada una, y los recursos humanos, económicos y de infraestructuras con los que contarán aquéllas.
Esto último conduce a la reforma del sistema de distribución regional de los fondos y de los recursos de toda índole que sigue sin abordarse ni consensuarse. Un pilar para hacerlo realidad es evitar mensajes que hemos escuchado a unos y otros durante decenios del tipo: ¡Tú me robas!; o de cuestiones de redistribución de oportunidades por la capitalidad.
El Sistema Educativo español desde Infantil hasta la Universidad de la Experiencia requiere un modelo consensuado para al menos dos generaciones -los próximos treinta o cuarenta años-, un paradigma que recupere lo mejor de la enseñanza, de la formación y de la investigación española con un espíritu universal. La Universidad española entre los años 1910 y 1936, representada en las Facultades de Filosofía y Letras de Madrid y Barcelona, en figuras como Ortega, Morente, Besteiro, Zambrano, María de Maeztu, Gaos, d’Ors, y tantas otras señeras personalidades que ejercieron con vocación, entusiasmo y compromiso, es el modelo. A las que sumar en otros campos como la Medicina y las Ciencias Sanitarias, las Ingenierías y Arquitectura, escuelas y magisterios como los de Margarita Salas, Severo Ochoa, Gregorio Marañón, Torroja, Sert…
Para la infantil, la Primaria, la Secundaria y el Bachillerato, el modelo de la Institución Libre de Enseñanza puesto a la altura de las circunstancias del siglo XXI, y con una conversación y debate continuo con la universidad y la sociedad civil. Para que cuando nuestros jóvenes opten por la universidad u otro camino formativo, tomen la decisión con vocación, convencidos y con ilusiones. Eso requiere entre otras medidas de trabajo, que haya un feedback continuo entre docentes, investigadores y resto del personal de todos los niveles de la enseñanza, del que participen también los estudiantes, familias y otras entidades públicas y privadas. Y que a las nuevas generaciones de docentes se les pague bien, en función de su real y bien trabajo hecho.
Para ir terminando esta inicial radiografía de la gestión necesaria y posible, en el terreno de lo Público tanto la Sanidad y la Asistencia Sanitaria como los Servicios Sociales, requieren contar con profesionales con buenas condiciones laborales que permitan a aquellos desarrollar sus trabajos cotidianos en las mejores circunstancias. Y así que los ciudadanos se vean favorecidos de esas decisiones, atenciones y servicios recibidos. Haciendo además al sistema sostenible en lo económico a corto, medio y largo plazo.
Y, por último, facilitar con medidas coherentes tanto el crecimiento y la mejora de las empresas, como la puesta en marcha de cualquier nuevo negocio.
Manuel Carmona Rodríguez