China Disabled People’s Performing Art Troupe.
Un ejemplo de trabajo y superación de personas con capacidades diferentes
Sus coreografías son espectaculares, un ballet delicado, de perfecta armonía de movimientos sincronizados por 42 bailarines sobre el escenario. Pero lo más impresionante y lo que el público no percibe es que 23 de estos bailarines son sordos y 19 son ciegos. Es la China Disabled People’s Performing Art Troupe, que ha recorrido múltiples países y regiones desde su fundación hace 30 años, ganándose el corazón de los espectadores. Sus integrantes han sido reconocidos como Artistas por La Paz por la UNESCO. Todos ellos tienen capacidades diferentes, y cuando están en el escenario dejan ver que para los sueños no hay fronteras.
Una de sus coreografías más conocidas y espectaculares es el Buda de los Mil Brazos, en la que pueden verse, tras la bailarina principal, muchos brazos moviéndose con delicadeza como si fuesen las plumas de un ave o incluso un montaje de luz. La Vicepresidenta de la compañía, Wang Jing comentó durante la gira del pasado año en México que «Es un espectáculo cuyo trasfondo son dos sentimientos: el amor y las bendiciones que quieren ofrecer los artistas al público, para mostrar gratitud».
En la página web de “My dream”, se muestran las biografías de algunas de las bailarinas, que son impresionantes historias de superación. Como la de Tai Lihua, la bailarina principal: “Para todos nosotros, algunas cosas se dan, algunas cosas se ocultan, sobre las cuales a veces no tenemos otra opción. Pero siempre se puede elegir la perspectiva de la vida, mirar más hacia el lado positivo, y enfrentar las desilusiones de la vida con un corazón alegre y agradecido.”
Lihua nació en la ciudad de Yichang, en la provincia de Hubei en 1976. Cuando era muy pequeña, tenía una voz dulce y cantaba, pero después perdió el oído debido a una inyección de estreptomicina que se le administró para curar una infección con fiebre. Desde entonces, ha vivido en un mundo silencioso. Como relata ella misma en la página web del ballet:
– “A la edad de 7 años, me enviaron a una escuela de sordomudos. En una clase de ritmo, el maestro pateó su pie para enviarnos vibraciones, como hacen los elefantes cuando golpean el suelo. Las vibraciones rítmicas pasaron por mi cuerpo de un pie a la cabeza. De repente, me sentí eufórica, sintiendo una felicidad que nunca había experimentado antes. Me tendí boca abajo en el suelo y usé mi cuerpo para absorber el maravilloso sonido. ¡Estaba super emocionada! Desde ese momento, me fascinó la danza, una forma de arte inseparable de la música. Descubrí que la música me ofrecía los medios para expresar mi mundo interior.”
Lihua continúa: “Deseaba tener un par de zapatos de baile blancos. Mi madre tuvo que dejar su trabajo para llevarme al médico. Mi familia, de cuatro, solo dependía del salario mensual de mi padre de 50 yuanes. Pobre como era, mi padre satisfizo mi deseo, y en mi cumpleaños me compró un par de zapatos de baile. Sostenía en el aire los zapatos de baile blancos por temor a que se pudrieran en el suelo, así que bailé en la cama con lágrimas de felicidad en el corazón”.
– “No importaba lo ocupada que estuviera con las tareas escolares, todos los días siempre traté de encontrar tiempo para practicar el baile. Practiqué tan duro que me lastimé. Para no molestar a mi madre, siempre me puse pantalones, incluso en verano, para tapar esto. Un día, cuando se enteró, me abrazó y lloró.”
Continúa relatando esta bailarina de la compañía que:
– “Después de graduarme de la escuela secundaria, ingresé en el Instituto de Bellas Artes de Hubei para estudiar diseño de interiores. Incapaz de escuchar, me senté en la primera fila y observé la boca de la maestra mientras hablaba y escribía. Después de la clase, tomé prestadas las notas de mis compañeros para copiar y estudiar. Cuatro años de vida universitaria pasaron rápidamente, y me gradué con excelentes resultados académicos y una licenciatura. Gané un premio por diseñar un paquete publicitario en la provincia de Hubei”.
Cuenta que siempre mantuvo su afición por el baile y que se convirtió en bailarina de la Compañía China de Personas con Discapacidad cuando tenía 15 años. “Mientras estaba en la escuela, también me las arreglé para hacer una presentación con la Troupe”.
Una historia increíble, como la de Jiang Xintian, otra de las bailarinas, que cuenta su historia por boca de su madre, Zhao Lin. “Mi hija nació en la mañana de verano de 1984. Toda la familia estaba feliz por la llegada del nuevo bebé. Desafortunadamente, una aguja antitrombótica privó de la audición a mi bebé cuando tenía solo 3 meses. De repente, la familia feliz quedó atrapada en un gran dolor”.
Zhao Lin cuenta su desesperación, que le llevó incluso a plantearse quitarse su vida y la de su hija, al ver que en ningún hospital podrían dar solución a su problema. “Probé en todos los hospitales, pero nadie pudo hacer nada para ayudar. Frenética de dolor, perdí los sentidos y quería terminar nuestras vidas en el mar… Una ola marina despertó a mi hija dormida y su llanto me despertó: tengo la responsabilidad de darle la vida, pero no tengo derecho a privarla de ella”.
“Me juré a mí misma que cualquiera que sea el dolor y las dificultades, ¡le daré una vida feliz! Traté de entrenar a mi hija para practicar la vocalización. Puse su mano sobre mi garganta y le dejé sentir la vibración de las cuerdas vocales. Comenzamos a practicar a partir de las letras y repetimos la vocalización de los sonidos una y otra vez. Mi amor movió el Cielo. Por primera vez, mi hija pronunció el sonido «Mamá» a la edad de tres años. Aunque el sonido no era claro, era el sonido más hermoso del mundo. Estaba emocionada y encontré una grabadora para grabar la voz de mi hija. No podía conciliar el sueño y escuchaba la cinta una y otra vez.”.
Continúa relatando esta madre que “Recordé un día cuando mi hija tenía solo nueve años. Fue humillada por un par de niños y comenzó a golpearse las orejas cuando llegó a casa. La abracé, corté un papel en pedazos y los corté en copos de nieve. Al ver los copos de nieve, saltó de felicidad y se llenó los ojos de lágrimas: «¡Mamá! ¡Nieve! Bo-ni-to. «Le dije: eres el trozo de papel, pero un día, te convertirás en copos de nieve y todos te querrán. Cuando mi hija tenía 12 años, le regalé la autobiografía de Helen Keller «La historia de mi vida». Le encantaba este libro y escribió en su diario: enfrentaré mi vida como lo hizo Helen”.
“En marzo de 2003, mi hija ganó el título de «Top 10 chino», «Mejor coordinador de noticias» y «Honor especial» en el 52º concurso Miss Universo China. El representante de la sede del Concurso Miss Universo elogió a mi hija: «Ella ganó el honor con su confianza, belleza y optimismo. Nunca se vio en los 52 años de historia del Concurso Miss Universo. «La sede de Miss Universo Contest le dio a mi hija el título de Embajadora Especial de Imagen de la 52 Miss Universo».
Añade Zhao Lin que “En 2004, mi hija se unió a la compañía China Disabled People’s Performing Art Troupe y se convirtió en presentadora de lenguaje de signos. Además, ingresó a la Universidad de la Unión de Beijing. Lo que me hizo sentir especialmente orgullosa es que mi hija envió una invitación al mundo «Gracias Atenas, Bienvenido a Beijing» en lenguaje de signos en la ceremonia de clausura de los Juegos Paralímpicos de Atenas. En 2003, también ganó el título «Figura de mujeres chinas» y «Figura anual 2005 de estudiantes universitarios chinos». ¡Estoy orgullosa del éxito de mi hija con capacidades diferentes”!
Dos maravillosos ejemplos, que cuentan con la maestría de Xiantiang Yang, profesora de lenguaje de signos que explica que para que los bailarines sordos puedan saber cuál es el ritmo, se hace a través de los tambores: el sonido produce una vibración en el suelo que pueden captar. Explica que “esto no se aprende en días, que es un proceso largo porque al principio los bailarines miran sin entender nada, pero después, incorporando el ritmo, pueden aprender a bailar”. Además, los bailarines comparten mucho tiempo juntos para conocerse mejor y crear esa unión que después da como resultado esas coreografías sobre el escenario. Los músicos tienen también un original modo de aprender que puede verse en el enlace al video.
En septiembre de 2017 actuaron en la sede de la ONU en Ginebra ante más de 1.000 espectadores, entre ellos más de 30 embajadores y líderes de organizaciones internacionales.
“Puede ser que tengan dificultades para ver este mundo colorido y para escuchar estos hermosos sonidos, pero esto no afecta su pasión por el arte y la vida», dijo Ma Zhaoxu, embajador y representante permanente de China ante la oficina de la ONU en Ginebra, al presentar la actuación en dicha ciudad y añadió que «Son ejemplos vivientes del valor de la vida, del poder de la fuerza de voluntad y de la dignidad humana. »
Fundado en 1987, la compañía China Disabled People’s Performing Art Troupe promueve el respeto, la confianza en uno mismo y la autosuficiencia y su sobresaliente trabajo ha sido reconocido en muchas ocasiones. El presidente de la Federación China de Personas con Discapacidad, Deng Pufang, quien creó el grupo, recibió en el 2003 un Premio de Derechos Humanos de la ONU.