Mónica de Cristóbal Álvarez

Autora de La Nube Blanca

 

Abogada en ejercicio, y escritora y dramaturga vocacional. Y además, madre. Hace malabares para sacar tiempo para todo. Vital, enérgica, habla con voz apasionada y le brillan los ojos cuando explica que escribía cuentos para el colegio de sus hijos, que lleva escribiendo toda la vida, y que adoraba a su abuela materna. En pleno ensayo con todos los actores, nos dedica un momento para hacerle unas preguntas.

Mónica de Cristóbal escribió lo que era el inicio del cuento de la Nube Blanca. Cinco folios que acercaban a los niños la realidad que sufrían muchas familias, cinco folios que se convirtieron en un libro de 100 páginas, y del que ya se han vendido cerca de 3.000 ejemplares.

 

¿Cómo se te ocurrió la historia sobre el alzheimer?

La historia de este libro tuvo su origen en que una vez una madre del colegio que trabaja como fisioterapeuta en una residencia de ancianos me pidió escribir una historia porque dijo que había una jornada de puertas abiertas para abuelos y nietos para explicar el alzheimer, y escribí un pequeño cuento de 5 hojas “ La nube blanca” y se corrió la voz en el colegio; después otra madre que es neuróloga me dijo que le interesaba el tema, se lo mandé y me dijo que lo tenía que mandar a una editorial. Lo mandé a varias editoriales y una me contestó para pedirme que hiciese un libro.

¿Cómo te lanzaste más tarde al teatro?

Después de escribir este libro escribí “El escalón de hojalata” porque otra madre me pidió después un libro para un niño con acondroplastia, para explicar a los niños lo que es y que no se rieran de él pero en tono optimista, no para dar pena. Y también tuvo su éxito. Entonces me llamaron de la Fundación ONCE, diciendo que era mi segundo libro con éxito sobre un tema con discapacidad y me preguntaron qué podían hacer por mis libros. Y en esa reunión se me ocurrió sobre la marcha, decirles que quería ser dramaturga, y me dijeron que escribiese la obra. Entonces me lancé e hice la obra de teatro, y aproveché el conocimiento que tenía del alzheimer. Cosas como que al cuidador hay que cuidarle, o que la familia a veces no quiere ver, pero no porque sean malos. O el sentimiento de culpa que tienen muchas madres, lo que se están perdiendo por el stress laboral. La obra es de una hora o de hora y media y gustará a todas las edades, a niños de 4 o de 74 años, porque habrá mensajes para todos.

¿Cuántos actores son?

En total son 10, y de elllos 5 son menores de edad. Y es complicado por los papeles de la legislación, permisos de trabajo. Algunos tienen discapacidad porque buscaba la normalización de la discapacidad. A Miriam Fernández la vi en un video y me encantó. Escribí cartas a todos, y me contestó Miriam diciendo que quería hacer de abuela, y yo entonces me animé, monté una productora chiquitita y me puse en contacto con distintos teatros y contraté a una directora de escena, empezamos a hacer casting, todo

¿Por qué trataste el tema del alzheimer, te tocaba de cerca por algún familiar?

No tengo a nadie cerca con alzheimer pero “el río” que va detrás de la obra es el amor que he sentido toda la vida por mi abuela.  Ha sido una persona esencial en mi vida desde pequeña tuvimos una conexión especial. Yo estudiaba en su casa y pasaba muchas temporadas con ella. Todo lo que me enseñó mi abuela es un poco el trasfondo de esta historia, que es que hay que vivir muy de cerca con los mayores porque aparte de lo que nos van a enseñar, cuando falten o enfermen nos vamos a quedar con tanto recuerdo y con el cariño que nos dan.

¿Crees que tu madre es consciente de que con tus hijos debe hacer lo mismo?

 Fíjate ahora yo veo que todavía es más importante que antes, porque hemos delegado mucho más en los abuelos, es decir la conciliación familiar tiene nombre de abuelos, y esto se dice en la obra. Hoy día es aún más especial si cabe la relación que están teniendo nuestros hijos con los abuelos porque les van a recoger al colegio y hacen con ellos los deberes muchos días a la semana, mientras que nosotros solo veíamos a los abuelos los sábados y domingos. Estos niños cuando pierdan a sus abuelos todavía lo van a pasar peor que nosotros porque han tenido una relación muy estrecha

Esto también es muy importante desde ese punto de vista educativo, ahora se estudia mucho el valor que aporta la intergeneración, en Estados Unidos eso está muy de moda.

Yo también lo veo porque cuando los abuelos les cuentan historias, los nietos se quedan embobados, y además por toda la influencia positiva de la vida y las experiencias que han tenido. Eso también se trata en la obra, en el libro sale de refilón pero en la obra de teatro te da para escribir más. Hay una sub-historia del hermano de la protagonista, que es un adolescente que está todo el día con el móvil y que ve a la abuela en el parque y le dice “hola abuela” y ya está, y se la va perdiendo. La niña se da cuenta de que se la va a perder, y esto sirve un poco como mensaje al adolescente para decirles “no os lo perdáis”.

¿Cuál ha sido el éxito del libro, qué ha sido clave para que tenga éxito?

Pues yo creo que porque se da la clave, se da mucha esperanza en decir en el fondo, si te  quedas con los recuerdos de tu abuelo por vivir de cerca, intensamente, aunque un día se lo lleve un cáncer o la memoria por culpa del alzheimer, tú te quedas con esos recuerdos. Y como está escrito con esa clave, da mucha esperanza. Por ejemplo, mis hijos al leerlo lo vieron en plan optimista, ganamos la batalla. Es un libro lleno de optimismo, emociona pero con esperanza

¿Cómo sacas tiempo para escribir, para la obra y para tu trabajo como abogada?

Los lunes y jueves recibo en el despacho; es un negocio propio y puedo hacerlo; el resto

Uno de los propósitos de la obra, de ahí la elección de Miriam Fernández como actriz, es normalizar la discapacidad, cuéntanos algo más de esto.

Sí, efectivamente, y por eso mismo otra cosa importante es que vamos a hacer las 8 funciones accesibles. Visual, auditiva, física, para sillas de ruedas, y la intelectual para permitir la lectura con pictogramas y formar a una persona para que los de asperger y autismo entiendan la obra. Dentro del presupuesto me doy cuenta de quee es la partida más cara. Voy a todos los sitios y me doy cuenta de que no la tienen, que solo tienen medidas accesibles para una discapacidad y me dicen en los sitios que haga una sola accesibilidad, con lo cual tendría que decirle al sordo “tú no vengas el día 8, vente el día…” quiero que vengan cuando quieran. Esto está siendo lo más difícil y esto me gustaría que se denunciara. Igual que en un teatro hay un baño por ley y pagado por el Estado, tenía que estar toda la accesibilidad, el subtitulado, la audio-descripción y además una persona con un recurso educativo que explicase a alguien que venga con una deficiencia intelectual. No lo hacen las empresas privadas porque es imposible, de coste es imposible. Tampoco hemos traído a un intérprete de lengua de signos porque nos dijeron que solo el 4% de los sordos sabe lenguaje de signos, que el universal es subtítulos y que lo ideal es poner signos, subtítulos y lenguaje magnético.

 

Jimena Sáenz