Tiempo para mi

La vida se sucede, en la mayoría de los casos, en un envoltorio de rutina y velocidad que no nos ayuda, para nada, a apreciar todo lo que tenemos a nuestro alrededor y posee verdadera importancia. Estamos acostumbrados a volver a casa después de trabajar o estudiar y por mera costumbre damos un beso a nuestros familiares, sonreímos ante la cálida bienvenida
que nos da nuestra mascota o simplemente nos sentamos en el sofá ante la realidad de vivir solos. Pero realmente no le damos el valor que tienen a esos instantes.

Simplemente lo hacemos y no les otorgamos la relevancia que realmente tienen a esos momentos: Tienes la suerte de estar con los tuyos, con tu perro o  implemente,tiempo para ti mismo para pensar y sonreír por todo lo bueno que te ha sucedido en el día. Sin embargo, no disfrutamos los momentos y preferimos agobiarnos en lo que viene, ahogarnos en los malos momentos o sencillamente estar evadidos en esos efímeros pero placenteros instantes. Hasta que algo pasa y todo cambia: Se muere un familiar, esa mascota o el tiempo nos acorrala y nos agobia tanto que no nos deja ni sentarnos para respirar.

Uno de esos momentos llegó para quedarse por un tiempo con nosotros y afecta exactamente por igual al rico que al pobre. Todos tenemos que estar en casa, todos tenemos que aprender a vivir con una serie de medidas a la que simplemente no estamos acostumbrados porque nuestra anterior rutina era diferente, pero si algo he aprendido es a sacar el lado bueno y positivo de lo malo. Que ahora tengo tiempo para mí. En mi caso particular por la evidencia de vivir solo, tengo más tiempo para valorar a las personas que me rodean, porque vivo solo, y a pesar de la distancia sigo
valorando cada instante que me dan a pesar de ser a través de una pantalla o un altavoz. He aprendido, o sigo en el proceso de ello, a quererme más a mi mismo, porque estoy lo estoy viviendo solo y tengo todo el tiempo del mundo para mí.

Porque cuando salgamos de esta, abrazaremos más fuerte, besaremos con más ganas y disfrutaremos de cada momento rutinario con mas intensidad, quizá, que nunca.

 

I.X. (19)