Estos días, al tener que estar “encerrados” en casa, he aprendido a convivir con mi familia, ya que, al ser una familia numerosa tenemos que saber comportarnos y saber dar lo mejor de nosotros, evitar los conflictos y enfados, pero, sobre todo, saber transmitir cariño y apoyo a todos los familiares que más lo necesitan.
He aprendido a valorar cada pequeño momento de la vida cotidiana que no nos dábamos cuenta de lo que valen, por ejemplo, el simple hecho de ir al colegio y saludar a todos mis compañeros cada mañana; pasar más tiempo con mis amigas las tardes del viernes; acudir cada fin de semana a casa de mis abuelos para reunirme con toda mi familia a comer y a pasar un rato divertido y agradable… Estos pequeños momentos que resultan tan comunes, ahora, es lo que más añoro; y he aprendido, que tengo muchísima suerte de poder vivir todos ellos y que hay que valorarlos como nada en el mundo.
Este confinamiento he aprendido a entretenerme con lo que tengo a mano, he permitido que volara mi imaginación y he aprovechado para hacer cosas que generalmente no tengo mucho tiempo para hacer.
Pero lo MÁS IMPORTANTE, he aprendido a amar y querer con más fuerza que nunca, y también… que todos estamos unidos.
L.S.L (13)