Pensar mi vida

A mí el confinamiento del coronavirus me ha hecho pararme y pensar en mi vida.

Pensaba que vivo a en un estrés constante, trabajando en la escuela con alumnos de infantil, luego llegaba a casa y a cuidar de mi familia, mi marido y dos hijas adolescentes. Me sentía enfadada con la vida porque mi hija quiere estudiar una carrera fuera de casa y se nos viene una hecatombe económica porque somos de las familias que nos quedamos en los límites para cualquier beca.

El coronavirus me ha puesto los pies en la tierra, tengo una familia buenísima, trabajo y la salud regular pero más o menos voy tirando. Soy una persona que no me daba cuenta de todo lo que tenía, no me había parado a verlo. Estoy contenta, dando gracias a Dios por todo lo que tengo y por proteger a mi familia.

Escucho las noticias y veo imágenes y lo que nos está ocurriendo es muy doloroso. Nuestros mayores, maravillosa generación llena de fuerza que no se ha rendido que tuvieron que sacar un país de la guerra y la posguerra, pasaron calamidades, injusticias y siempre han tirado adelante luchando por dejar a sus hijos una sociedad mucho mejor que la que ellos tuvieron. Cuanto dolor, ver cómo se ha cebado con ellos este virus porque sus residencias que deberían estar bien doradas y gestionadas no lo están, están hacinados y mal cuidados. Debemos aprender y garantizar que sus últimos años los vivan dignamente, con cariño y respeto hacia ellos.

Por otra parte la cuerda se rompe por el lado más débil y observamos cuántas familias hay desestructuradas y en riesgo de exclusión social. Hay que ayudarlos, hay que proveerlos de las medidas necesarias para que puedan salir.

Me encanta la cantidad de gestos de solidaridad que están surgiendo, como nos sentimos todos unidos a las ocho aplaudiendo a tantos profesionales que ponen en riesgo su vida para cuidarnos y proveernos de todo lo necesario durante el confinamiento.

Me surge inseguridad y miedo de que pasara cuando todo esto acabe. Mi deseo es que aprendamos a valorar las cosas importantes y no pelearnos por tener más o conseguir algo aunque me deje gente en el camino. La lección que deberíamos aprender es que “todos juntos podemos hacerlo”, que nos quede este espíritu y seamos capaces de obtener que nuestros políticos lleguen a acuerdos y dejen ya la táctica del “y tú más “, que seamos capaces de unirnos y ceder en nuestros intereses para que podamos ver resurgir este gran país y su gente maravillosa.

 

RY (47)