Aprender humildad

Sin duda he aprendido algunas cosas que no sabía. Y me he reafirmado en otras que sabía sobre la mayor parte de mis compatriotas: firmeza en la adversidad, voluntad cooperativa, solidaridad, generosidad, heroísmo… Todo lo que se dice a diario de los españoles cuando nos azota un mal colectivo es verdad.

Pero lo más importante que he aprendido durante esta cuarentena, con motivo de la pandemia del Covid19, es humildad. Humildad ante la inmensa pequeñez y fragilidad del género humano, tan ensoberbecido, frente a la inmensidad del Universo y la infinita grandeza de su Creador.

Conformamos una humanidad débil y nos empeñamos en creer que poseemos alguna fuerza, algún conocimiento, capaz de entrever como funciona el cosmos. Eso sería ya un empeño ridículo, cuando no somos capaces siquiera de entender y menos dominar nuestro reducido mundo: el planeta tierra, nuestro limitado hábitat.

Las leyes de la Naturaleza, establecidas por nuestro Creador, nos recuerdan que frágiles y pequeños somos. Terremotos, sunamis, inundaciones, plagas… son fuerzas difíciles o imposibles de controlar cuando se desencadenan. Por si fuera poco, nuestro orgullo nos impulsa con frecuencia a iniciar guerras destructivas y catastróficas.

 

J.S.R. (76)