Editorial

Ser apoyo –decía Zubiri- consiste en ser referencia direccional. “La Terapia del Arte” tiene vocación de ser referencia direccional. No solamente esto, pero sí sobre todo. Les iremos señalando en cada número hacía donde se mueve el movimiento de la arteterapia. Un movimiento que la Fundación Belén opina está anclado en otro pensamiento de Zubiri “intelegir es un modo de sentir y sentir en el hombre, es un modo de intelegir”. Inseparables son. Por esto si la intelección sufre retraso por cualquier causa –y pueden ser tantas- es posible avanzar en el sentimiento que el arte en sus múltiples formas despierta como otra forma de comprender, de intelegir la realidad.

En este número de mayo: cuando los trigos encañan y están los campos en flor– señalamos la fototerapia, una dirección por la que transitar con David Viñuales. Otra dirección es la de Magdalena Capó. Si conseguimos hacer que un niño autista o deprimido o triste o agresivo sienta los sonidos, está inteligiendo. Comienza a aprehender, es la base de la musicoterapia. Por esto señalamos también la tesis doctoral de Rafael Villanueva toda una referencia para quien quiera aprender a enseñar música en la escuela.

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