Adolescentes conflictivos

Los adolescentes con problemas de conducta van en aumento cada año, desde la Fundación Belén lo podemos comprobar con el aumento de cartas y solicitudes de asesoría, aunque es una realidad que la mayoría de las familias oculta socialmente.

Adinfa es una Sociedad Cooperativa Andaluza  de interés social y sin ánimo de lucro que trabaja en el ámbito de la salud mental infanto-juvenil y que gestiona este problema. El hospital tiene 25 plazas y 25 trabajadores y desde su puesta en marcha hace más de un año está casi siempre lleno, explica Ricardo Prado, presidente de Adinfa.

«Los adolescentes con problemas de conducta son, como la violencia de género hace unas décadas, una realidad que se oculta, que se queda en el ámbito familiar y contra lo que muchos creen “ no hay nada que hacer”»,  se lamenta Prado. Sin embargo, asegura que el «intenso» tratamiento a los adolescentes de entre 13 y 18 años que ingresan, tiene un éxito del 80 % si no tienen un trastorno psiquiátrico asociado y si se implican los padres.

Son chicos y chicas con propensión a la impulsividad y falta de autocontrol, con fracaso o bajo rendimiento académico, con dificultades en el aprendizaje, con uso o abuso de sustancias tóxicas, trastornos de conducta o con violencia filio parental, algunos con «relaciones» con la justicia pero sin ser delincuentes, todos estos problemas dejan exhaustas a las familias que los padecen, añade Prado.

En Adinfa  afirman “nuestros estatutos reflejan el espíritu del equipo profesional que la compone, y que la definen como una Empresa de Economía Social, democrática y solidaria, dedicada a la atención de adolescentes en conflicto y sus familias. Está constituida por un equipo multidisciplinar de profesionales (medicina, psiquiatría, psicología e intervención socio educativa) dirigido por los psicólogos Ricardo Pardo Aparicio y Manuel Márquez Gutiérrez, con experiencia de más de veinte años”. “Nuestro modelo de intervención es singular. Esto se entiende porque lo hacemos desde el paradigma del hogar, la convivencia y la relación con la otra persona, poniéndola en el centro de todo. Garantizamos la rigurosidad de una metodología científica junto a la cercanía afectiva y comunicativa, la exigencia y el control”.

Según los datos de la Junta de Andalucía, en los últimos cinco años han aumentado un 60 por ciento las sentencias contra adolescentes por violencia intrafamiliar y el año pasado se contabilizaron en la comunidad andaluza 1.682 víctimas de este tipo de violencia de las 7.654 que hubo en toda España.