La sorprendente comunicación de la pareja
Alfred Sonnenfeld, doctor en Medicina y Teología, catedrático de Antropología y Ética en la Universidad Internacional de la Rioja y profesor de posgrado en la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad Humboldt de Berlín, donde intervino con frecuencia en debates sobre Bioética en radio y televisión. Entre sus libros, destacan Liderazgo ético (3.ª ed.) y Educar para madurar. Consejos neurobiológicos y espirituales para que tú y tus hijos seáis felices (10.ª ed.).
Sonnenfeld en este nuevo libro considera que una buena relación de pareja consiste en un viaje conjunto en el que cada etapa es diferente a la anterior, «de tal forma que la unión ha de renovarse, renace día a día, minuto a minuto». Al menos así lo manifiesta en su último libro «Armonía. La sorprendente comunicación en la pareja», en el que señala que «amar es dialogar, comunicarse con el otro para darse a conocer, conocerse a sí mismo y descubrirlo a él, sintonizar nuestros corazones, compartir la misma onda. Por eso el diálogo es tan importante y ha de ser recíproco».
El autor repasa algunos de los fundamentos clave para un amor de pareja: “No empezaríamos a querer a una persona –explica– sin que esta poseyera determinadas cualidades, de tipo físico, psíquico o espiritual, con las que se nos presenta. Pero sería del todo erróneo decir que la queremos a causa de esas cualidades, o que son estas las que realmente amamos”. Sonnenfeld recuerda que el acento en el amor se pone en las personas, es decir, que lo importante no es lo que el otro tenga, sino propiamente el ser del “otro”.
Muchas frustraciones empiezan desde la nada, pero bajo el influjo de patrones neuronales desquiciados: un silencio, una omisión, un olvido… Nada ha ocurrido, salvo un desacuerdo, un problema: y este debe solucionarse a través de una comunicación llena de empatía, en sintonía de corazones. Sonnenfeld aborda el perfeccionismo y la imperfección, el respeto al otro, el egocentrismo y el romanticismo como disolventes de una auténtica relación de pareja.
En su opinión, sería sencillo expresar con palabras lo que uno quiere y lograr que nuestros deseos, lo que esperamos de los demás, coincidan con lo que decimos literalmente… Pero, el problema es que muchas veces «hablamos con dobles intenciones, escondemos tras las palabras sentidos distintos, incluso confusos. Somos insensibles, severos…, y desvirtuamos de este modo la comunicación». «Pensar «si de verdad me ama debe saber lo que me ocurre, aunque no se lo diga…», es un gravísimo error»
Las razones de que no dialoguemos son, en su opinión, diversas: «A veces se piensa que no hace falta hablar —»ya me conoce y sabe lo que quiero y lo hará como yo quiero»—; otras, existe temor a la discrepancia —cuando uno teme la reacción del otro y se siente inseguro—; y, en ocasiones, se piensa que el cariño lo puede todo y que si no se cumplen las expectativas, el afecto será suficiente para superar toda dificultad».
«Esta ocultación y ese deseo de que el otro sepa lo que preciso —insiste Alfred Sonnenfeld— son muy dañinos en una relación de pareja, además de una señal de que no existe confianza. Lo ideal es mostrar los sentimientos y necesidades con palabras sencillas y claras. Eso sí, expresarse de esta manera requiere de un acto de humildad y este es el auténtico reto del amor, del amor verdadero».