Educar no es tan difícil como creemos.
Es lo que nos ofrece María Jesús Comellas con su obra Educar no es tan difícil como creemos (Lectio Ediciones, 2016). Y, sobre todo, para llevarlo a la práctica en el día a día. Es un ensayo nacido de una profunda experiencia de la escritora, profesora emérita de la Universidad de Barcelona, y que coordina el proyecto “Espacios de debates educativos”, dirigido a familias en distintos municipios de la provincia.
Es un texto intergeneracional porque además de ir dirigido a padres, madres e hijos, así como a profesores, pediatras, educadores sociales y psicólogos de centros, también tiene como público lector a los abuelos. Desde la experiencia que dan cinco décadas como maestra y psicóloga, Comellas propone actitudes y comportamientos concretos para promover una educación y formación sólida de los menores que los conviertan en personas maduras, pasando por cada una de las etapas biográficas. A lo largo del libro organiza y presenta las secuencias de edades que van desde los 0 a 6 años hasta más allá de los 18, pasando por las fases intermedias de 6 a 12 años y de los 12 a las 18 primaveras. Para cada una, ofrece una serie de actos y decisiones que ayuden a los progenitores a formar a sus vástagos como personas equilibradas, alegres, responsables y autónomas.
En todas ellas, la conversación cercana y afectuosa, acompañada de gestos cariñosos -abrazos, miradas cómplices, un tono de voz cálido, intercambio de experiencias compartidas, felicitaciones por sus logros-, forman parte de ese amplio repertorio de medidas que los mayores han de practicar con sus descendientes.
Comellas rechaza los modos coercitivos y controladores porque la experiencia le demuestra que, por un lado, esos provocan el rechazo del menor y el distanciamiento con sus padres. Y, por otro, porque son propios de una sociedad autoritaria.
Ella propone un modelo de maduración personal en el que los más pequeños conforme van creciendo, asumen nuevos roles en la vida familiar y social. Ello implica hacerles partícipes de las conversaciones, de los debates de los temas importantes que afectan a todos sus miembros y de tomar las decisiones por consenso. Y propone una formación que va más allá de la relativa a las distintas etapas del sistema educativo, para formarles en cada una de las circunstancias de la vida: hacer la compra, cocinar, organizar el hogar, tener los cuartos limpios y cómodos, maduración de los sentimientos, gestionar los encuentros y las rupturas con los amigos, o mantener una relación cariñosa con los abuelos.
Este ensayo, escrito con un lenguaje ágil, sencillo, sereno y directo, advierte de tres realidades de nuestro tiempo: Una, el exceso de mensajes contradictorios y triviales que se lanzan hoy a través de los medios de comunicación -en especial de la televisión- y de los libros de autoayuda para las familias. Dos, a diferencia de aquellos, está escrito desde el conocimiento que dan decenios de investigación y trabajo de campo con las familias. Tres, hay que entender el cansancio que produce la gestión diaria de ser padre o madre, pero desde el respeto mutuo, el cariño, la coherencia entre lo dicho y lo hecho, la comprensión y el evitar los juicios de valor, es posible mantener la calma y llevar a buen puerto esa circunstancia de la vida.