“Las bibliotecas públicas están vivas y tienen futuro”
Entrar en la Biblioteca Pública Estatal de Guadalajara es una gozada por múltiples circunstancias: Es una auténtica Casa de la Cultura. A diario desde bebés acompañados por sus padres y madres hasta matrimonios de abuelos octogenarios usan sus servicios y participan de sus numerosas actividades. Es un centro pionero, en los años 80 fue la primera biblioteca pública en crear un club de lectura, su ejemplo se exportó al resto de España. Hoy en día, hay unos 40 clubes de lectura para todas las generaciones y en varias lenguas: nuestro español, inglés y francés.
Siguiendo con su filosofía innovadora, ha creado junto al resto de bibliotecas públicas de Castilla la Mancha, los clubes de lectura digitales de tal manera que los amantes de los libros pueden seguir sus tertulias a través de los canales habilitados.
El Palacio de Dávalos es un magnífico ejemplo de cómo recuperar para la vida de una ciudad un edificio histórico y darle presente y futuro.
El compromiso del personal de la biblioteca y de sus usuarios es ejemplar. En un mundo en el que el egocentrismo es una lacra universal, estos hombres y estas mujeres desde hace cuatro décadas están dando buena muestra de cómo conciliar uso y disfrute personal y colectivo. Y en los años de la crisis de 2008 a 2016 mantener a flote a esta biblioteca.
Conversar con su actual Director, Jorge Gómez, es hacerlo con un hombre inteligente y con visión de equipo, que ha sabido mantener el legado de la anterior Directora, y de seguir aportando a pesar de los recortes económicos y de personal.
Interior de la Biblioteca Pública Estatal de Guadalajara
Jorge Gómez, ¿cómo describes esta Casa de la Cultura?
A la Biblioteca Pública de Guadalajara esa definición le viene muy bien porque en una ciudad relativamente pequeña, ha sido siempre un referente cultural absoluto, en una ciudad donde la oferta cultural no es tan grande.
La Biblioteca Pública ha sido la casa de todos y el motor de donde han surgido muchas iniciativas culturales que luego han impregnado la ciudad. Gracias a la labor de mi antecesora y de muchas otras personas nació el Maratón de los Cuentos -que es el evento más grande de la ciudad y un emblema de Guadalajara-.
Fue también la primera de España que inauguró un club de lecturas de personas que se reunían una vez a la semana para mantener un coloquio sobre el libro que todos ellos leían. Hace más de 30 años inauguró un club de lectura que hasta ese momento era un concepto muy anglosajón, y a partir de ese momento en España y en toda Castilla la Mancha se ha desarrollado porque se mantienen muchos clubes de lectura, y la Biblioteca Pública sigue siendo la que mayor número de clubes de lectura tiene: alrededor de 40, desde adultos hasta niños. Se puede hacer un recorrido lector desde los 3 años o las Pequetecas pasando por cada uno de los años hasta los lectores adultos que comparten más de 30 clubes de lecturas para ellos.
Todo eso ha ido generando un movimiento cultural y social: todas esas personas vinculadas entorno a la cultura y la lectura representan para Guadalajara un movimiento social incluso representativo en cuanto a número. Revolucionó y sigue haciéndolo la vida diaria de Guadalajara.
En esta biblioteca a diario es normal ver a personas de diferentes generaciones: desde abuelos que han llegado a la octava década hasta niños acompañados por sus padres. ¿Qué necesidad tenemos hoy como sociedad de llevar ese ambiente sano y cordial que se vive en muchas bibliotecas de España a otras circunstancias como la social, la institucional o la mediática?
Creo que mencionas una cosa muy importante de la gente con una institución que nos gusta ser poco institucionales, nos gusta tratar a la gente a la que servimos de Tú. Y en ese sentido creo que es muy importante el hecho de que mucha gente cercana a la biblioteca la siente como propia, incluso como su propia casa. Un lugar donde puede estar y que simboliza algo que puede ser construido en común.
Todas las actividades culturales y sociales no se pueden entender sino contando con la gente que colabora de forma desinteresada con la biblioteca, ciudadanos que prestan su tiempo no solamente para recibir cultura, sino para aportar y contribuir a la vida de Guadalajara. Eso además está en la semilla de lo que planteas: la necesidad de que desde las instituciones se pueda crear el caldo de cultivo para que esa cultura pueda llevarse y extenderse por otros ámbitos de la vida de los ciudadanos: los centros educativos, las familias, la vida social.
Durante los años más duros de la crisis, los usuarios, ex trabajadores y empleados de esta Biblioteca se volcaron para mantener lo mejor posible la vida y los servicios de la misma. Varias preguntas al respecto. La primera, ¿qué lección de vida podemos extraer de esa experiencia?
Primero no hay que engañarse, la circunstancia de los recortes económicos en Cultura y en especial en materia de personal no solo para este centro sino para otros muchos, nos ha puesto en alto riesgo de permanencia. Esto hay que decirlo. De ahí que pocas lecciones positivas podemos extraer, la Cultura no se hace sola sino con gente que está detrás y sostiene los proyectos.
Sí, como lecciones positivas, que mucha gente sigue vinculada al proyecto, y que sigue fomentando la identidad con la institución incluso cuando no tiene ese vínculo laboral o esa relación tan directa como tenía antes.
Todas las bibliotecas públicas son supervivientes, han superado situaciones críticas a lo largo de los siglos, y siguen perviviendo por su capacidad de adaptación, de superarse, de reciclarse, de inventarse a los nuevos tiempos, a pesar de que muchas veces tienen esa imagen de un espacio anticuado. Pero en cambio creo que es uno de los lugares que mejor se adapta y trabaja de una forma más flexible para situarse en nuevos escenarios. Todo este periodo de dificultades económicas y de problemas externos a las bibliotecas nos han dado la lección de que esa participación ciudadana y de esa vida que había entorno a las bibliotecas las ha mantenido en pie y que sigan funcionando con la mínima repercusión posible para los ciudadanos.
La segunda, ¿qué recursos de personal aún tiene que recuperar esta biblioteca?
Las cifras están entorno al 25% de personal. Esta biblioteca se abrió en el Palacio del Infantado -era más pequeña-. Esta nueva sede se abrió en 2004 que se rehabilitó y se recuperó para la ciudad. En aquel momento se hizo un planteamiento de plantilla que debiera ser para el funcionamiento normal de la biblioteca, y sobre esa referencia de 2004 la biblioteca ha perdido un 25% de su plantilla. Esto genera repercusiones y que muchas veces el servicio que podamos dar no sea el mejor posible: mostradores que no pueden ser atendidos a ciertas horas, cosas que desde luego no nos gustan en absoluto y que no deberían continuar.
Jorge Gómez, Director de la Biblioteca Pública Estatal de Guadalajara, com chaqueta blanca durante el Maratón de cuentos, certamen referente a nivel nacional.
La tercera, ¿qué servicios de libros, revistas, actividades y otros, se han podido recuperar desde que se dejaron de prestar por la falta de financiación?
Lo que ha habido es una pérdida de la calidad de los servicios. La calidad ha afectado no tanto a la cantidad de servicios que se ofrecen, como a la capacidad de respuesta del centro para dar los servicios de la mejor calidad. Estoy hablando de puntos de atención al público desatendidos a ciertas horas; cierre de determinados servicios en ciertas épocas porque con la plantilla actual no se pueden cubrir en determinadas situaciones porque no se sustituye al personal -algo ya por desgracia habitual en muchos organismos públicos-.
Es curioso porque vivimos un momento en que ayuntamientos y diputaciones vuelven a tener cuentas equilibradas e incluso con superávit, y están obligados a reinvertir en mejorar los servicios públicos.
Primero lo que tengo que decir que al ser biblioteca pública del estado depende de la Comunidad Autónoma de Castilla la Mancha, no depende del ayuntamiento ni de la diputación, de todas maneras entiendo que las obligaciones de las entidades de las que dependemos son las mismas, y una vez que vemos una cierta recuperación económica, y vuelve a haber más posibilidades de financiación, estamos en la obligación de recuperar lo perdido.
Aquí nadie está pensado en estar sobre financiado porque sería contra producente, o tener una estructura más allá de lo que se necesita, sino en tener unos servicios públicos en función de lo que se necesita y de la demanda de la población. Aquí a diario entran 1.000 personas, es uno de los servicios más demandados, abre con un horario extensísimo de lunes a viernes, y sábados por la mañana, algo que no hacen la mayoría de los organismos públicos y eso implica unos recursos de personal y de todo tipo que hay que cubrir. No se pide más que lo lógico de la cobertura de mantenimiento de un servicio como este.
Y, por último, dentro de este bloque de cuestiones, ¿qué proyectos aún no han podido ver la luz por la falta de patrocinios?
Los problemas de financiación afectan a un punto clave: el personal de la biblioteca, sin este no se puede sacar adelante proyectos. Entidades como esta no tienen financiación externa para realizar proyectos sino que lo hace con su personal y los recursos que pone la Administración de la que depende.
Los recortes a los que afecta es a la capacidad de emprender nuevos proyectos. Se va trabajando sobre varios ejes de actuación, y muchas veces se llega a cubrir el mínimo de nuestra actuación.
Hay una línea de futuro en las bibliotecas públicas que tiene que ver con la alfabetización tecnológica. Hay una línea muy vigente en toda Europa de evitar la brecha digital, a veces las bibliotecas públicas son el único lugar donde los ciudadanos pueden encontrar la formación para usar las nuevas tecnologías, para no quedarse rezagados en el uso de nuevos sistemas de información y de nuevos soportes.
Las bibliotecas tienen un enorme potencial: cultural, social, con proyectos que atienden de manera específica a personas desfavorecidas, a personas desempleadas, a personas con discapacidad. Desde los servicios públicos tenemos que tener especial atención a los colectivos que tienen más dificultades para acceder a la cultura. Ese tipo de proyectos ante la falta de personal especialmente incide en que muchas veces es muy difícil llevarlos en toda su extensión, a pesar de que la biblioteca está trabajando con pequeñas o muchas acciones en función de los recursos que tenemos.
A veces tenemos cierta frustración de no poder llegar al alcance máximo que nos gustaría.
¿Qué proyectos de usuarios de la Biblioteca -desarrollados en los últimos 4 ó 5 años- se han consolidado?
Coincide con mi entrada en la dirección del centro, y el planteamiento que tuve en un momento de enorme dificultad, el más bajo a nivel de recursos de toda la trayectoria de la biblioteca y de las restantes entidades públicas, era básicamente salvar toda esa tradición y actividades que habían consolidado la biblioteca como un referente cultural.
La misión no era tanto emprender nuevos caminos, sino conseguir que no se perdieran los caminos que había costado tanto trabajo y tiempo construir. En ese sentido esa capacidad de supervivencia de la que hablaba antes, ha sido fantástica y maravillosa, y la hemos superado con nota y con mucha fuerza.
Los riesgos siguen estando ahí, no hay que descuidarse ni dejarlo de poner encima de la mesa, porque al final nos estamos jugando el futuro más allá de la institución. Creo que hemos demostrado lo que la biblioteca puede hacer y mejorar la comunidad a la que servimos.
La situación geográfica y los servicios de transporte de Guadalajara dada la cercanía con Madrid, ¿cómo contribuyen a poder programar ciertas actividades y contar con ciertas personas invitadas?
Eso sí que es verdad, ahora estamos organizando todos los actos que tienen que ver con el Día del libro, y que Madrid sea un centro cultural enorme facilita muchas cosas a la hora de traer autores y personas vinculadas a la cultura y a las universidades, en ese sentido Guadalajara es privilegiada. Pero además de esa irradiación de Madrid, en Guadalajara está habiendo un núcleo social y cultural muy potente, de hecho la mayor parte de cosas que hacemos nacen de la ciudadanía de Guadalajara, que se anima y está haciendo cosas a nivel social, cultural y artística muy interesantes.
Creo que también es misión de la biblioteca dar voz y ofrecer un escaparate a todo ese movimiento que está explotando.
Entrando ahora en una circunstancia que estaba pendiente de la Biblioteca: la modernización de los servicios de documentación e información. ¿Cómo se encuentra la misma?
Las bibliotecas están emprendiendo un camino como son los servicios digitales. A nivel de documentación la biblioteca está informatizada, automatizada, toda su gestión es digital desde hace años. Pero se están emprendiendo nuevos servicios a distancia incluso para quienes no se acercan a la biblioteca -que es un paso muy importante-.
Se ha abierto hace más de 1 año, y cada vez con mayor servicio y proyección que es e-Biblio, que es una plataforma de descarga gratuita de libros electrónicos a través de las bibliotecas públicas. Uno desde casa con su carnet puede prestarse libros de todo tipo, novedades editoriales gratuitas.
Hace poco se ha abierto los clubes de lectura en la Red, es una plataforma de toda Castilla la Mancha donde personas de la región se encuentran y comparten el diálogo, pero en lugar de ser físico, es desde casa y a través de las redes.
La Biblioteca de Guadalajara hace años que asumió el noble compromiso de hacer donaciones a bibliotecas de países hermanos. ¿Qué feedback humano, interbibliotecario y social está generando?
Gracias a la generosidad de los usuarios es una de las bibliotecas que mayor número de donaciones gestiona, porque realmente recibimos no solo de los vecinos de Guadalajara, sino también de otras poblaciones de los alrededores, y de otras partes de España, porque saben de esa labor que realizamos.
Hemos tenido proyectos de cooperación en lectura con bibliotecas rurales de Perú, Ecuador, de Honduras, a través de diferentes colectivos, ONG´S y entidades, que nos agradecen esa colaboración porque para lugares donde los recursos económicos son reducidos, muchas veces son colecciones que les permiten comenzar a funcionar y crear bibliotecas en lugares bastante complicados.
Hace poco hemos empezado a trabajar con el Sáhara para llevar no solo libros sino también ordenadores, e intentar crear allí una pequeña red de bibliotecas que lleven lectura y cuestiones de Informática.
¿Cómo analizarías la situación de las bibliotecas públicas hoy? -están vivas-.
Eso es lo primero que me dicen las personas que conocen la biblioteca. Muchas veces se tiene la idea preconcebida de que están destinadas a ciertos perfiles: estudiantes, investigadores, … Esta biblioteca sigue aspirando a ser un lugar abierto a todos, no hay prejuicios a la hora de incorporar, trabajar y acoger a todo el mundo que quiera acercarse al centro. En ese sentido, por una parte, es un momento ambivalente porque las bibliotecas públicas viven un momento en que los servicios de préstamo de materiales audiovisuales han ido descendiendo porque el consumo cultural de este tipo se ha derivado hacia otros ámbitos: a través de Internet. Igual que ha afectado a la Música o al Cine en ámbitos comerciales, eso también ha afectado a las bibliotecas públicas.
Y, por otra parte, el préstamo de libros en papel sigue en ascenso. Todo lo que tiene que ver con la vida cultural y social de la biblioteca sigue creciendo de forma exponencial, por eso la percepción de que son espacios vivos, que está renovándose, y con una gran afluencia de público. La gente no solo viene a leer, a prestarse libros, a escuchar, a acercarse a la cultura de esa manera, sino que también es un punto de encuentro para las relaciones sociales.
En Guadalajara muchos de los proyectos que luego han ido creciendo en distintas partes de la ciudad corresponde a personas que se conocieron por primera vez aquí. Se han generado proyectos gracias a esos intereses comunes: culturales, sociales, laborales. Tenemos que potenciar ese aspecto y seguir generando vida entorno a las bibliotecas.
Para ir concluyendo, Jorge Gómez, sobre qué tema quieres conversar que no hayamos conversado.
Soy un apasionado de las bibliotecas publicas, y quiero destacar esa capacidad camaleónica de las bibliotecas, son muy vivas y supervivientes, tienen una enorme capacidad para adaptarse y seguir creciendo, y para generar nuevos proyectos.
En los temas culturales es curioso: muchas veces se nos habla de qué demanda existe, pero desde el punto de vista de una entidad como una biblioteca esa demanda hay que trabajarla. Hay que generar una oferta que fomente remover una demanda que no sea conocida. Siempre pongo el ejemplo de los clubes de lectura, creo que nadie que viviera en Guadalajara en los años 80, pudiera pensar que una biblioteca fuera capaz de mover 40 clubes de lectura, donde entre 800 y 1.000 personas se reúnen para comentar un libro cada semana. Si eso no se hubiera hecho nadie le hubiera pedido explicaciones a la biblioteca de por qué no se hubiera hecho, porque nadie lo esperaba.
Trabajar con el mundo educativo, en temas sociales con sectores desfavorecidos a los que tenemos que apoyar de forma especial, nos da una gran capacidad de crecimiento. Otro ejemplo: vienen diferentes colectivos como Cruz Roja u otras ONG´s y grupos con personas mayores, otros con discapacidades de distinto tipo. Trabajamos con hospitales, centros de salud. Son cuestiones que nadie nos exigiría pero la biblioteca tiene esa capacidad de acercarse a otros ámbitos que no son los que se le suponen, para generar nuevos recursos y servicios, y consolidar demandas que no existían antes.
Manuel Carmona Rodríguez