Entrevista a Eduardo de la Fuente Guillén

El violinista Eduardo de la Fuente

Músicos comprometidos

Eduardo de la Fuente es violinista y emplea la música como herramienta de cambio social desde hace años. Acompáñanos en su experiencia en El Salvador, uno de los países más conflictivos del mundo, donde personas como él, respaldados por proyectos sólidos, aportan su tiempo y energía para que muchos jóvenes tengan un futuro con oportunidades.

¿Quién es Eduardo de la Fuente?

Edu es un (aún) jóven músico que tras terminar la carrera de violín en Madrid se marchó a El Salvador en busca de aventura y crecimiento personal y profesional. Alguien que se considera a sí mismo un ser en constante evolución a todos los niveles, que, cuanto más conoce, más quiere descubrir y reinventarse. En este momento estoy trabajando en orquestas juveniles e infantiles como profesor e instructor y a punto de empezar a estudiar dirección orquestal ya que las circunstancias me han puesto a llevar a menudo la batuta en ensayos generales, lo que me ha generado un gran interés en la materia.

¿Por qué elegiste El Salvador como lugar de trabajo y de vida? ¿Qué te impresionó al llegar?

En realidad no elegí El Salvador entre una pléyade de opciones que se me presentaban, sino entre dos: la de venir a Latinoamérica frente a la de quedarme en España. Y yo quería aventura, viajar, conocer algo exótico, otras culturas hermanas. Además, los amigos latinoamericanos que tenía (y tengo) me despertaban una simpatía especial que me inspiraba querer conocer más de este lado del mundo.

La JORCAM, Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid, de la que fui integrante me brindó esta oportunidad mediante su relación con la Orquesta Juvenil (OSJ) de El Salvador. En un viaje anterior de una selección de la orquesta madrileña a El Salvador, nació esa amistad entre las dos instituciones, y, posteriormente, una beca mediante la que dos jóvenes de la OSJ fueron a España 9 meses como integrantes de la JORCAM, recibiendo también clases en conservatorios de Madrid. Yo fui la contrapartida de ese intercambio al año siguiente (2013). 9 meses, en este caso como maestro, como apoyo al desarrollo de la educación musical en el país centroamericano. Pero sí tengo claros los motivos por los que me quedé en el país tras esos 9 meses y por los que dos años y medio después sigo aquí pese a haberme planteado en ocasiones moverme a otros países latinoamericanos o regresar a España.

La razón principal es que me siento realizado como persona; sentimiento, clave para mí en la ecuación de la felicidad, que surge al percibir que lo que hago aporta un gran valor al entorno que me rodea. Está muy relacionado con sentir que tienes un propósito y lo estás llevando a cabo. Y, como decía Aristóteles, “tu propósito reside ahí donde se cruzan tu talento y las necesidades del mundo”. Lo considero así porque aquí hay mucha necesidad de profesionales cualificados en la enseñanza musical pero a la vez es difícil conseguirlos por la escasez de medios para traerlos y mantenerlos satisfactoriamente por un tiempo prolongado.

Por si no se sobreentiende, aclaro que tampoco se puede formar a profesionales dentro del país porque no existen conservatorios ni carrera universitaria de música. Además de esto, el calor humano con el que te reciben en este lugar del mundo, la hospitalidad de su gente, y el cariño y la admiración que te “agarran” (como dicen ellos) los niños y jóvenes con los que trabajo son factores clave en mi permanencia.

Proyecto musicosocial Fundación Azteca (El Salvador). Martín Jorge a la batuta.
Proyecto musicosocial Fundación Azteca (El Salvador). Martín Jorge a la batuta.

¿Cuál es el acceso real a la Educación en El Salvador?

Generalmente, el que permite el poder adquisitivo de las familias. Me explico: hay educación gratuita aparte de colegios privados, pero el nivel de pobreza en muchas familias es tal que ni siquiera se pueden permitir los gastos de transporte, etc. que supone que un niño vaya al colegio o que los ponen a trabajar para sustentar el hogar. Tristemente, en el día a día en el país se ven aquí y allá niños vendiendo en las calles y en los autobuses, aún en horario lectivo. Ah, o limpiando los cristales de los coches en los semáforos. También es importante destacar que la situación de la violencia en el país hace que en ciertas zonas conflictivas el abuso y el control de todo lo que ocurre en el barrio, incluyendo las escuelas, por parte de las pandillas o maras es tal que los niños y más aún las niñas, estén mejor y más seguros no yendo a la escuela, como se puede constatar en este aterrador artículo.

Por parte de la educación musical, hay cada vez más proyectos que la ofrecen de forma gratuita, entre ellos aquellos para los que trabajo (Asociación Pro Arte y Fundación Azteca y otros de los que luego hablaré.

Siempre se basan en el modelo del sistema de orquestas venezolano, es decir, a través de la práctica orquestal. O sea que el núcleo del sistema pedagógico musical es la orquesta, priorizando que ésta funcione y salga adelante, aunque también se ofrece en algunas de ellas clases individuales de instrumento en las que el profesor tiene libertad para trabajar otros repertorios como el técnico, el solístico o el camerístico, y en ocasiones incluso clases de solfeo, armonía u otras materias musicales, pero esto último suele ser una escasa excepción y nunca se ha logrado, creo, al menos en los últimos años, mantener en el tiempo más de uno o dos cursos.

Eduardo de la Fuente con algunos participantes del Proyecto Musicosocial Fundación Azteca (El Salvador) .
Eduardo de la Fuente con algunos participantes del Proyecto Musicosocial Fundación Azteca (El Salvador) .

¿Qué es Esperanza Azteca y qué objetivos persigue?

Esperanza Azteca es la parte musical del proyecto mexicano Fundación Azteca, dedicado al cambio social y ambiental a través de la infancia. Aunque el grueso de su actividad se realiza en México, donde tienen más de 50 orquestas (si no me equivoco), en El Salvador también han formado la agrupación infantil Orquesta Sinfónica Esperanza Azteca de El Salvador, que también cuenta con sección de coro, y desde hace aproximadamente un año una segunda orquesta, réplica del funcionamiento de la primera en la ciudad de Santa Ana. La filosofía de dicho proyecto musical es el cambio social en la infancia a través del crecimiento personal que inculcan los valores de trabajo en equipo, sensibilidad artísitica, gestión y comunicación emocional, amistad, respeto y disciplina de la música y la dinámica orquestal, impactando indirectamente también en sus familias y comunidades. Hay una fundación intermediaria entre la Fundación Azteca y la orquesta en el caso concreto de El Salvador, que es la Fundación Pro Arte, que gestiona la contratación del personal, la organización interna, las instalaciones, el material, etc.

 

¿Cómo es el día a día de las clases de música en Esperanza Azteca?

En El Salvador consiste generalmente en 3 horas de ensayo general, es decir de la orquesta completa, los lunes y martes y 3 horas diarias de clase colectiva de cada sección de la orquesta de miércoles a viernes. Puede haber semanas que lunes y martes no haya ensayo general y se impartan clases como en el resto de la semana así como también a veces, sobre todo cuando hay algún concierto programado para los días siguientes, se hacen más días de ensayo general o incluso la semana entera. Ello también puede depender de la disponibilidad del teatro donde se ensaya o de la sincronización con el otro proyecto que gestiona la Fundación Pro Arte (la OSJ), que tiene los ensayos y las clases justo después.

La Fundación Azteca deja a cargo de cada profesor la elección de cómo trabajar en las clases, resultando que lo que realmente determina el cumplimiento del buen funcionamiento de cada sección es que en los conciertos funcione la orquesta y suene correctamente, es decir, desde la Fundación mexicana no recibimos órdenes (hasta donde yo sé) de que controlemos los conocimientos teóricos o de solfeo etc. de los alumnos. Tampoco hay un método que nos faciliten al respecto. Éste es para mí el punto más débil porque provoca que si un profesor es descuidado al respecto, esa necesidad de aprendizaje musical pueda quedar desatendida o atendida de una forma deficiente. Sin embargo en el último año, a iniciativa del director y con el consenso aportes y debate también de los profesores mediante reuniones, hemos empezado a implementar un método impreso concreto de solfeo y de teoría y unos controles o exámenes para incentivar el estudio por parte de los alumnos.

Violinista y participante del Programa Musicosocial Fundación Azteca (El Salvador)
Violinista y participante del Programa Musicosocial Fundación Azteca (El Salvador)

¿Para qué utilizar la música como herramienta de cambio social?

Hay una serie de efectos que tiene la música y la práctica orquestal en cada ser humano y en especial en los niños y jóvenes por ser especialmente moldeables, estando en pleno desarrollo de su personalidad. Esos efectos en cada individuo se ven finalmente reflejados en la sociedad en general. Si tenemos una mayor cantidad de personas con un sano equilibrio emocional y de madurez, tendremos un mundo que funciona mejor. Por ejemplo, los niños, al entrar a formar parte de una orquesta o de un conjunto musical, se sienten integrados y a la vez importantes y con una responsabilidad individual necesaria para el funcionamiento del grupo. Y cuando nos sentimos útiles y valiosos para nuestro entorno somos más felices y por tanto somos menos propensos a sentimientos negativos como la envidia hacia otros, somos menos irascibles, reaccionamos mejor ante los problemas, nos afectan menos emocionalmente y tomamos mejores decisiones. Gente con esas características necesita el mundo, ¿no?

También, la dinámica orquestal exige un ambiente de respeto hacia los compañeros y hacia el profesor, porque si no lo hay no se construye, aún musicalmente, lo que se pretende y lo que cada alumno está interesado en lograr, al menos cuando ama la música, y los que no la aman no suelen durar mucho en la orquesta (ellos mismos se van o pierden el interés) ya que tienen que estar tres horas diarias inmersos en ella. Así que digamos que ocurre una especie selección natural. Pero estos casos son los más escasos y a veces otra opción es que acaben cambiando sus gustos. Otro aspecto importante respecto a esta dinámica es la convivencia. Cuando dos personas no congenian por algún motivo, acaban aprendiendo a convivir y a respetarse. Es bonito cuando presencias el proceso de dos personas que se consideran enemigas y acaban siendo sus respectivas mejores amigas. No siempre ocurre pero ya ha sido así en mi clase en más de una ocasión y cuando no ocurre, al menos se acaban respetando.

Por supuesto, es evidente el aprendizaje del valor del trabajo en equipo en los integrantes de la orquesta, muy importante para el buen funcionamiento de cualquier sociedad.

Además, la música hace que, al ser Centroamérica un lugar con menos nivel en música clásica y, sobre todo, El Salvador con menos posibilidades formativas, ya que aún no existe la carrera de música, los muchachos adquieran, según van profundizando en los conocimientos musicales, un creciente interés por lo que se hace en otros países, por viajar y formarse. Y en el mundo que vivimos actualmente, creo que pocas cosas resultan tan enriquecedoras como viajar y conocer otras culturas. Generalmente, como aliciente, es común en los jóvenes que logran irse a estudiar fuera una temporada el deseo de regresar para compartir con sus compañeros los aprendizajes adquiridos y así enriquecer su entorno.

Otro aspecto que no deja de ser positivo es que a veces hay cierto ambiente de sana competitividad, es decir que hay compañeros que se fijan en los que más están avanzando y quieren llegar a su nivel o incluso superarlos, y eso hace que todos se apliquen en optimizar su mejora y su método de estudio.

Por último es importante ser consciente de que la sensibilidad artística que se desarrolla con la música como con cualquier otro Arte provoca una mayor madurez y, como el arte y especialmente las artes escénicas consisten en transmitir emociones, una hábil gestión de las emociones y por tanto una mayor inteligencia emocional que tan necesaria es en nuestros días.

Concierto del Programa Musicosocial Esperanza Azteca (El Salvador)
Concierto del Programa Musicosocial Esperanza Azteca (El Salvador)

En los cinco años de vida de la Fundación Esperanza Azteca ¿Qué datos existen de su éxito?

Bueno. Primero, lo más evidente es que los conciertos se llenan totalmente y además suelen ser televisados, lo que hace que cada vez sea más conocido y la música clásica esté ganando popularidad en un país con muy poca tradición al respecto. Eso ya es un éxito. Pero además, como indico más adelante, muchos niños siguen formándose en la música cuando terminan de estar en la orquesta. Y no hay nada que señale mejor el éxito que ver como van mejorando, madurando y creciendo como personas y como siempre tienen un sonrisa y una mirada con el brillo de la ilusión en los ojos, aunque tengo que decir que a veces vienen algo cansados porque, a mi juicio, en general les recargan tanto de actividades, tareas (deberes), temario que estudiar, etc. en el colegio que muchas veces duermen poco y vienen cansados a clase. Pero poco se puede hacer ahí desde la orquesta. Otra evidencia es que la orquesta ha ido creciendo. Ahora mismo entre las dos orquestas (San Salvador y Santa Ana) ya son cerca de 400 niños.

Proyecto musicosocial Fundación Azteca (El Salvador). Eduardo de la Fuente a la batuta.
Proyecto musicosocial Fundación Azteca (El Salvador). Eduardo de la Fuente a la batuta.

¿Qué otros proyectos interesantes existen actualmente en El Salvador?

Yo trabajo también en la Orquesta Sinfónica Juvenil, cuya prioridad también son los resultados de los conciertos de la orquesta, pero en este caso sí se imparten clases individuales de instrumento y, desde el año pasado, colectivas de lenguaje musical. En este proyecto, hay un ensayo seccional y otro general, ambos de dos horas, por semana y aparte cada alumno tiene una hora semanal de clase de instrumento y otra colectiva de lenguaje musical. Es reseñable la coordinación entre las dos orquestas que gestiona la Fundación Pro Arte (Orquesta Sinfónica Juvenil y Orquesta Sinfónica Esperanza Azteca), de manera que, aunque cualquiera puede ingresar mediante audición a la OSJ, al pertenecer a la misma fundación, los alumnos de ambas orquestas se conocen entre sí y la mayoría de los profesores son comunes a las dos. Eso hace que la orquesta infantil sea una especie de cantera de la juvenil y casi todos los niños que continúan su formación musical al terminar su permanencia en la infantil, lo hacen en el seno de la juvenil. De hecho muchos de los músicos de la Sinfónica Nacional han pasado por la OSJ y también muchos de ellos son los propios profesores en Pro Arte.

Hay un proyecto muy interesante con el que colaboro, en este caso gratuitamente ya que para mí es la orquesta que mejor suena en el país y sobre todo la más comprometida con la música. Se trata de la JOCA (Joven Camerata) antes llamada JOES (Joven Orquesta de El Salvador). Son un grupo de jóvenes que buscan la excelencia en la interpretación de la música como orquesta de cuerda y también en conciertos de agrupaciones de cámara entre sus miembros. Lo más destacable de ellos es que es una agrupación totalmente autogestionada por los propios músicos, ocupándose ellos de la dirección de la orquesta, su administración, búsqueda de patrocinadores, etc. Esto hace que los directores, instructores de instrumento y demás artistas invitados trabajen muy a gusto con ellos ya que hay un profundo respeto hacia lo que aportan porque valoran lo que cuesta traerlos o conseguir su colaboración. Sus ensayos son probablemente los más silenciosos a los que he asistido en el país, al menos cuando trabajamos con director invitado.

Otros proyectos musico-sociales del país son el Sistema de Coros y Orquestas Juveniles e Infantiles y la Orquesta Sinfónica del Polígono Don Bosco. Ése último es el que trabaja realmente con los niños de más bajos recursos y en una zona especialmente conflictiva y violenta, poblada por las maras, pandillas juveniles ultra-violentas.

En cuanto al Sistema, hay que decir que, al ser totalmente gestionado por el Estado, logran traer numerosas colaboraciones de entidades extranjeras, como MusAid o la JONDE. Aunque el nivel está un poco por debajo de las demás orquestas mencionadas. Por lo demás me dejo otros proyectos como el CENAR (Centro Nacional de Artes) que no conozco lo suficiente para describirlos, aunque sí di unas clases una vez en uno de la alcaldía de Nuevo Cuscatlán, también con el mismo sistema de ensayos seccionales para montar el repertorio de la orquesta (en este caso creo que sigue siendo de cuerda, si no ha cambiado), que al igual que la orquesta del Polígono Don Bosco es dirigido en la batuta por uno de los jóvenes de la JOCA antes mencionada y los profesores también son de la misma. Y hay escuelas de música, ya de pago, muchas utilizando el Método Suzuki.