Entrevista a Fran Escribano

Fran Escribano en Campo de Criptana (Ciudad Real, España) 2016.

El trombón como herramienta de cambio social, construir mejores personas y sociedades a través de la música son algunos de los objetivos de Fran Escribano, músico desde la infancia. Con él conocemos el milagro musical de Campo de Criptana (Ciudad Real, España), la intervención musicosocial del Estado colombiano a través de la Fundación Batuta y otros proyectos. Un manchego de corazón al que le mundo se le queda pequeño.

¿Quién es Fran Escribano?

Si tuviera que definirme de alguna manera diría que soy trombonista. Siempre me ha gustado tocar mi instrumento (tanto solo como en cualquier tipo de agrupación) pero ahora mismo lo que más me motiva y llena sin ninguna duda es la educación. Me apasiona la enseñanza en general y la del trombón en particular, y no imagino mi día a día sin desempeñar esta labor. Pienso que la enseñanza y la educación musical son el vehículo perfecto para construir mejores personas y sociedades, creo en esta idea firmemente y me gustaría seguir construyendo mi vida en torno a ella.

¿Cuál ha sido tu trayectoria musical hasta la fecha?

Desde que tengo conciencia la música ha estado presente en mi vida. En casa mis padres siempre estaban escuchando música. Además tengo dos primas que por aquel entonces estaban terminando sus estudios superiores en trombón y trompa, y precisamente escogí trombón por vérselo tocar a una de ellas. Mari Carmen fue mi primera profesora y con ella preparé las pruebas para acceder al Grado Medio del conservatorio en Madrid, pues en el pueblo no había en ese momento especialidad de trombón.

Mi trayectoria musical no podría entenderse sin ella, mi hermana Verónica y mi primo Edu, ambos compañeros inseparables de viaje, pues siempre juntos y desde temprana edad cogíamos el tren para ir a Madrid al conservatorio, compaginando estos estudios con la ESO y el Bachillerato en el pueblo.

Durante la realización de mis estudios musicales he tenido la oportunidad de poder formar parte de algunas orquestas jóvenes, y gracias a ello de viajar y conocer a gente de muy diversas partes del mundo. Este intercambio cultural siempre era muy enriquecedor y te hacía ver y valorar las cosas de otra manera, con otra perspectiva más amplia.

A pesar de que me encanta tocar en orquesta, y reconozco que en su momento soñé con tocar en algunas de sus filas, me di cuenta de que mi camino no era ese. Como dije antes, me encanta y apasiona enseñar, por este motivo decidí desvincularme de ese duro camino que otros compañeros aceptaron seguir, dejé de lado esa competitividad o ese “querer ser el mejor” y me enfoqué en lo que realmente me motivaba, la educación musical.

Este motivo y las ganas de conocer mundo me llevaron en 2013 a Colombia a trabajar como profesor de trombón con la Fundación Batuta, fundación colombiana de orquestas infantiles y juveniles en la que he desarrollado mi labor como docente durante tres años.

¿Cómo ha conseguido Campo de Criptana (Ciudad Real, España) convertirse en una fábrica de músicos de primer nivel?

Campo de Criptana no puede entenderse sin música y sin sus agrupaciones musicales. En cada calle, plaza y rincón del pueblo se respira música. Si volvemos la vista al pasado, diría que el origen de todo si sitúa en el año 1850 cuando se crea la banda del pueblo. Ésta actualmente se llama Filarmónica Beethoven y cuenta con un número muy elevado de componentes, entre 120 y 130. La Banda, de la que me siento orgulloso componente, es la que a través de generaciones se ha encargado de transmitir ese amor y buen hacer por la música. La humildad y la sencillez de sus componentes es lo que engrandece también a esta agrupación, pues de ella han salido algunos de los músicos que están tocando en las principales orquestas españolas y europeas. A estos músicos “TOP”, te los puedes encontrar paseando tranquilamente por el pueblo, tocando en cualquiera de las procesiones y/o desfiles. Que esa gente sea tan cercana y accesible, sirve de motivación para las futuras generaciones de músicos criptanenses.

A los que en su día la crearon, a los que continuaron y continúan formando parte de ella y al resto de agrupaciones que fomentan la música desinteresadamente en el pueblo, debemos que Criptana sea “una fábrica de músicos”. Creo que uno nunca debe olvidar de donde viene, y por ese motivo siempre tendremos que estarles agradecidos, porque gracias a esos “locos”, que en su día cogieron su instrumento y se unieron con el vecino de enfrente, hoy Campo de Criptana cuenta no sólo con escuela de música, sino también con uno de los pocos conservatorios profesionales que hay en Castilla la Mancha; ¡y estamos hablando de un pueblo que no supera, o lo hace por muy poco, los 14.000 habitantes!

¿Qué has aprendido de tu experiencia en Colombia?

Personalmente me ha servido para crecer, madurar y conocerme mejor a mí mismo. El cambio que pegó mi vida fue brutal. Llegar a Bogotá, una ciudad que rondará los casi diez millones de habitantes, acostumbrarse a su ritmo, su gente, horarios, comidas, supuso un impacto fuerte.

Musicalmente hablando nunca tendré suficientes palabras de agradecimiento para este país. Allí trabajé en la Universidad de Cundinamarca como profesor asistente en la orquesta de dicha universidad y en La Fundación Batuta, fundación musicosocial que busca a través de la educación musical en niños llevar a cabo transformación y cambios en la sociedad.

En la Fundación Batuta, por ejemplo las clases son colectivas, no hay clases individuales como las que conocemos en España en los conservatorios o escuelas de música, y los alumnos desde muy pequeñitos tocan en ensambles u orquestas. Esto es muy motivador y enriquecedor para el alumno, porque desde muy temprana edad conoce el placer de tocar con gente, fomentándose así no sólo valores musicales sino también valores de respeto, tolerancia, compañerismo etc.

Además, para un profesor de instrumento, que viene de la tradición europea de clases tan personalizadas, esto supone un reto, pues como profesor tienes que estar constantemente reinventando tu trabajo en el aula para conseguir alcanzar una serie de objetivos con los alumnos.

Ensemble de Vientos, creado por Fran Escribano en Fundación Batuta (Colombia)

Aparte de las clases de trombón, en mis dos primeros años de trabajo en Batuta me encargaron formar un ensamble de vientos que sirviera para potenciar el nivel de éstos en Bogotá. Fue un reto enorme para mí. Me tocó sortear muchos obstáculos para configurar ese grupo, y una vez hecho eso, ¡ponerme delante de ellos a dirigir! Con esos muchachos se hizo un muy buen trabajo y guardo muy buenos recuerdos. Ellos nunca me creían, pero siempre les decía que yo estaba aprendiendo más de ellos que ellos de mí.

El último año en Colombia de lo que me encargué fue de dirigir una orquesta de cuerdas infantil que me sirvió para formarme sobre los instrumentos de dicha especialidad: su técnica, tipos de arco etc.

Se podría decir que gracias a Batuta he conseguido ser “un músico más completo” pues me ha tocado ponerme a hacer cosas que hasta el momento no había hecho, como por ejemplo dirigir una agrupación.

También fuera de Batuta he conocido a muchos músicos con los que he intercambiado inquietudes y pensamientos sobre la interpretación del trombón, la educación musical, etc, que me han servido para adquirir nuevas ideas y tener una visión más amplia en el campo educativo.

Con todo lo que he dicho antes, puedo asegurar que este sistema de educación musicosocial es cien por cien beneficioso para el alumno y su comunidad, pues realmente se ve como la música consigue una verdadera transformación social a través de su utilización como herramienta de desarrollo social.

Parió la luna, Orquesta Sinfónica Libre de Quibdó, Orquesta Sinfónica Juvenil Metropolitana (Fundación Nacional Batuta, 2015)

¿Conoces proyectos similares a Batuta fuera de Colombia? ¿Y en España?

Me gustaría decir que en Colombia aparte de la Fundación Batuta existen otras fundaciones o instituciones que desempeñan esa labora musicosocial. Así por ejemplo podemos hablar de “TOCAR Y LUCHAR”, los centros orquestales de la Orquesta Filarmónica de Bogotá – OFB, la Red de Escuelas de Música de Medellín

Fuera de Colombia, diría que el sistema más conocido es el Sistema de Orquestas juveniles de Venezuela. Creo que ellos fueron si no los primeros, de los primeros en apostar por este tipo de educación musical. Además de su seno han salido figuras de primer nivel mundial como por ejemplo el director de orquesta Gustavo Dudamel.

A lo largo y ancho de Latinoamérica existen numerosas fundaciones que trabajan de manera similar. Por amigos como Fernando Leria conozco de la existencia de fundaciones en Ecuador, Perú y Costa Rica. También otras compañeras y amigas como Beatriz Pedro-Viejo y Aldara Velasco han conocida muchas otras en los viajes que han realizado por Sudamérica y Centroamérica, y por conversaciones con ellas conozco algunas más. Además, todos nosotros tuvimos la oportunidad de trabajar juntos en la Fundación Batuta.

Ellos, a través del enriquecimiento que les ha supuesto conocer todas estas instituciones y fundaciones, han creado y puesta en marcha un proyecto músico social llamado DALANOTA, que tiene su sede en un colegio de Lavapies y que lleva funcionando desde septiembre/octubre. En muy poco tiempo han conseguido hacer muchas cosas y es un proyecto que está en constante crecimiento. Yo he estado un par de meses colaborando con ellos y aunque temporalmente no estoy pudiendo ir a continuar con las clases de trombón, para el próximo curso la idea es seguir ayudándoles en todo lo que pueda.

Tres obras imprescindibles para trombón que nos recomiendes

Creo que es muy complicado hablar de tres obras imprescindibles para trombón, debido sobre todo a la enorme versatilidad que el instrumento ofrece, pero por ejemplo, dentro del repertorio bandístico siempre he sentido especial debilidad por la obra de Bert Appermont que se llama “Colors for trombone”. Ésta es una obra en cuatro movimientos en la que cada uno de ellos se corresponde con un color que intenta expresar diferentes emociones o sensaciones.

Colors for Trombone (Bert Appermont). Jordi Navarro (trombone), Jordi Francés, AAM El Trabajo Xixona

Dentro del mundo orquestal me atrevería a decir que uno de los momentos más grandiosos para el trombón sería el que éste tiene en el primer movimiento de la tercera sinfonía de Mahler, con un solo imponente donde se puede ver no sólo el poder de este instrumento sino también su parte, podríamos decir, sensible.

Mahler Symphony #1 «Titan» : Movimiento 3.

Y aparte de estos tipos de música, creo que más que hablar de obras hablaría de intérpretes como Glen Miller, Trombone Shortly, James Morrison por citar algunos…

¿Cuál será tu próximo reto musical o pedagógico?

Me gustaría, en la medida de mis posibilidades y siempre desde la humildad, intentar aplicar lo que he aprendido en mi paso por estos tres años en Colombia a la tradicional educación musical europea. Proyectos como DALANOTA hacen posible esto y deberían ser guía y fuente de inspiración para muchas instituciones, porque ayudan a creer que otra manera de enseñar y practicar música son posibles.

Constantemente nos estamos quejando de que mal funciona esto o aquello, de qué cosas podemos mejorar o no. Nosotros que contamos con un arma tan poderosa como es la música, no podemos dejar pasar esta oportunidad para, a través de ella, cambiar y transformar esta sociedad en una mucho mejor. Como Sancho Panza nos dice en uno de sus discursos en el Quijote: “Donde hay música no puede haber cosa mala”.

Trombone Shorty & Orleans Avenue – Jazzwoche Burghausen 2011.

Enlaces de interés