“Pensé arrancarme el corazón y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno,
a ver si con partirlo y con sembrarlo
la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno”.
¿Cuántos árboles puros nacerán esta primavera? Juan Ramón Jimenez pensó arrancarse el corazón y echarlo al surco del terruño tierno. Pero quizá existe otra posibilidad. ¿Y si en vez de partir nuestro corazón lo compartimos?
Estas páginas (lector están abiertas a ti también) tratan de compartir experiencias de creatividad y salud que –más que buenas- son ejemplares. Vaya por delante nuestra admiración y agradecimiento a todas las personas que se asoman a ellas. El motivo es siempre el mismo “hacer”. Están haciendo, en gerundio o como dicen los ingleses en “presente continuo”, que es una preciosa forma de vivir.
Haciendo música, haciendo teatro, o danza, o pintura o deporte cambian vidas a mejor. Lean, mejor dicho asómense a la vida y obra de las personas que entrevistamos en este número, como ejemplo, de las ya publicadas. El espíritu que subyace en estas entrevistas es la mejor definición de “La Terapia del Arte” y prepárense a compartir su corazón.