Entrevista a Ataulfo Casado

“Pintaré hasta el final. No veo nada con los ojos, pero veo con el corazón. Estoy hecho una calamidad, pero estoy alegre. Lo importante es tener el corazón blanco y amar”.

Llamé por teléfono, para poder visitar la exposición de pintura del Museo Tiflológico y hacer una entrevista a alguno de los pintores, el mismo día que se clausuraba. Pregunté si no me podría dar el contacto con algún pintor. Si muy amablemente Teresa Diaz me dio un teléfono: el de Ataulfo Casado. Llamé y quedamos en vernos en su casa.
Una luz cálida y difusa, de enero, entre por la ventana de su cuarto de estar/estudio.

Preséntese a sí mismo. ¿Quién es Ataulfo Casado?.

Nací hace 68 años en un pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme…como escribió Cervantes. Porque de aquel pueblo no queda nada, ya ni se ara, ni se siembra…todo está abandonado. Pero tuve una infancia muy feliz.En un principio, luego se complicaron las cosas.

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¿Desde cuando empezó a pintar?

No había cumplido los cuatro años. Mi madre me habló de la carta a los Reyes Magos, yo pedí un tranvía “como los de Madrid”, porque yo había venido a Madrid de médicos y el tranvía me entusiasmaba…y también un cuaderno y lápices de colores. Recuerdo bien la mañana de aquel 6 de enero, junto a la ventana y los zapatos y una copa de anís que les habíamos puesto, estaba el tranvía de hojalata y no uno, cuatro cuadernos para pintar y una caja de lápices. Me pasé prácticamente todo el día rellenando los cuadernos. Al final del día fui con emoción a enseñárselos a mi madre y a mi padre “ya los tengo terminados”, dije triunfalmente. Mi padre me cogió en brazos y me dijo “hijo has hecho un buen trabajo, no te has salido de los límites del dibujo, trabaja siempre así”. Aquello me dejó profunda huella.

¿Por qué las visitas “de médicos” a Madrid?

Fui bastante enfermizo hasta los 9 años. Una vez recuerdo el doctor le dijo a mi madre”conviene que le saquen sangre y se la trasplanten a su hijo, después no podrá salir de casa en tres meses”. Y así fue. Yo veía desde la ventana a mis amigos jugar en la calle. Lo pasé mal, pero no había sufrimiento. Era duro, pero me fue preparando para lo que vendría después.

Bosque en otoño
Bosque en otoño

¿Cuándo vino a vivir a Madrid y cómo fue su formación?

Vinimos a vivir a Madrid con siete años. En el colegio yo cogía todo, sarampión, varicela…A los 9 años tomé la Primera Comunión. Y todo aquello de estar enfermo se terminó. Se me abrió el apetito y engordé.

A los 14 años vino retirado a Madrid el maestro del pueblo, don Teófilo. El me enseñó a mirar y observar. Me decía en el jardín que había detrás de su casa: “cierra los párpados. Ahora ábrelos y mira todo. ¿Qué te llama la atención?. Ahora acércate a lo que te ha llamado la atención, esto es observar”.
Mirar es un acto de libertad y observar es otro acto de libertad. Un día me pidió que le pintara un cuadro para su sala de estar. Yo le quería muchísimo y me esmeré. El fue el primero que después de pintar me dio dinero. Me animó a ir al Museo de Prado como copista para estudiar de aquellas genialidades, tenía 14 años. “Lo importante es que aprendas”. Eran gente estupenda.

Un  amigo del colegio me dijo un día, ya tenía 17 años “en la calle de la Palma hay una Escuela de Artes y Oficios”, una tarde fuimos. Una señorita nos atendió con enorme amabilidad. “Esta es el aula”. Allí estaba un profesor extraordinario: era profesor de carboncillo me decía: “lo importante es la atmósfera que envuelve la escultura, fíjate en cómo va degradándose la luz de la cabeza a los pies, no te dejes engañar con los fluorescentes”.  Al año y medio de estar con él me dijo “ya no te puedo enseñar mas, tienes que cambiar de profesor, ahora ve con Pedro Mozas”.

Después fui al Circulo de Bellas Artes. Después vino la escabechina nos presentamos 239 pintores con un cuadro, y eligieron a 19…entre ellos estaba el mio. Luego vino Bellas Artes y la primera exposición en la Galería Aurelia Villares Toro

Asomada
Asomada

¿Cuántas horas pintaba?

Dependía de lo que tenía que hacer además…pero como tope 8 horas diarias y los fines de semana, mas.

¿Cuándo empezaron los problemas de visión?

Recién cumplidos los cuarenta años. Me veían cosas raras, no me decían nada. Así que a un doctor que me encontré por el pasillo le pregunté ¿pero bueno me quedo ciego o no?

Yo quería blanco o negro. Me contestó después de un largo silencio: “comprenda que es una enfermedad degenerativa”. Aquello me dejó helado. Pasé las de Caín en pensar en decírselo a mi madre. Pensaba hablando con Dios “los ojos eran tuyos, tú los has roto. Has hecho bien. Bendito sea Dios. Yo me quedo ciego por una retinosis pigmentaría como cualquier otra persona se puede quedar. No vale lamentarse¡ No voy a acorralarme. Voy a seguir estando contento, feliz y alegre como soy”.

Porque o lo aceptas y hasta llegas a amar tu realidad o te amargas y haces infeliz a quienes te rodean. Nadie tenía la culpa, no tenía que arremeter contra nadie. Luego vinieron los huesos…y la pésima circulación.

Estoy hecho una porquería pero sonrio y soy bromista y estoy feliz…

¿Cómo me ve a mí?

No veo nada, pero la veo o la imagino con el corazón. Una buena persona que intenta hacer el bien a todo el mundo… Si es alta delgada, rubia o morena…eso me importa un bledo, eso forma parte de la libertad de la vida humana…

Alguien pone la vida y la libertad…El ser humano es libre, puede hacer burradas o hacer el bien¡…Somos materia pero tenemos un espíritu que es vida eterna. El tiempo permanece, nosotros pasamos por él…x años…pero el tiempo sigue interminable.

¿Cómo pinta ahora?

Necesito alguien que me ayude. Trabajo con cucharas de postre, yo le digo pon dos de amarillo en un vaso de usar y tirar, media de rojo, una puntita de…y ahora una cucharada sopera de.. Mezclo en el vaso o directamente en la tela para romper la monotonía del color…Cojo el pincel y pinto. A ciegas?. No siento, voy hacia lo que busco. Los brazos me duelen, pero sí que pienso pintar hasta el último momento: seguiré pintando. El final depende de Dios, quien no conoce a Dios no conoce el amor, y está condenado a la infelicidad porque no entiende nada. Pinto porque me gusta y para hacer felices a los demás y para que me quieran más…Lo importante es tener el corazón blanco y amar.

Ataulfo está ciego desde hace 28 años, anda con muletas, le duelen los huesos..Pero Ataulfo –llámame Ata- está lleno de luz interior, de paz, de alegría, de proyectos, de amigos, de pintura. Gracias.