“Ha surgido un nuevo ser, hiperconectado, definido por ‘comparto, luego existo’, pero que se siente solo”, afirma la investigadora del MIT Sherry Turkle en la obra “En defensa de la conversación” (Ático de Los Libros). Es un estudio pormenorizado que retrata a los componentes de una nueva generación que parece estar perdiendo la capacidad de “hablar cara a cara”, eliminando el contacto visual cercano. Esta es una percepción aumentada por el confinamiento obligado tras la primera fase de la pandemia Covid-19.
Como demuestran los datos que aparecen en otros análisis, como el «Estudio sobre hábitos de lectura y compra de libros», que publica la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) año tras año, son los niños y jóvenes -especialmente el sexo femenino- las franjas etarias con una relación más frecuente e intensa con la lectura. Al igual que son también estos adolescentes los mayores consumidores de cine, música, deportes, series en plataformas y los que más navegan por Internet; es decir, los adolescentes constituyen el bloque de lectores más curiosos o habituales.
A estas investigaciones se suma un nuevo e interesante informe realizado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez (FGSR) sobre los hábitos de lectura en adolescentes. Este informe indaga aún más sobre las causas de estos nuevos comportamientos y su posible futura relación con la lectura. Así como comprender cuáles son sus estímulos o razones para leer y cuáles son las variables que influyen en su relación con la lectura de libros. También investiga sobre la voluntad en la adolescencia, sus preferencias, estímulos, obstáculos y otros factores.
Este informe se ha publicado en un momento en el que se constatan desafíos importantes en cuanto a las competencias lectoras de los niños en el último informe PISA y se aprecian dudas sobre la futura relación con la lectura de adolescentes y jóvenes. Señala el informe FGSR los dos factores más relevantes para el comportamiento lector de los jóvenes en el contexto de estos próximos años: el riesgo de que los jóvenes construyan una percepción pobre y anticuada sobre los beneficios de la lectura en sus vidas y la competencia de otras ofertas de ocio para ocupar el tiempo libre disponible.