La salvación es para el verano
El verano es para descansar y para crecer interiormente. Para seguir creciendo en bondad, sabiduría y salud. Para aprehender a través de la vida. Porque en verano hay muchas oportunidades para ello. En este número de La Terapia del Arte les contamos varias historias para que crezcan en salud, sabiduría y bondad.
Por ejemplo les contamos que el 28 de junio Save the Children organizó un congreso por el final de la violencia contra la infancia en la Universidad Pontificia de Comillas con el título “Sin cicatrices”.
Sería ideal para mañana – un ideal posible con medidas legislativas y preventivas que se estudiaron- que ningún niño tuviera una herida moral psicológica durante la infancia, pero lo que Sí podemos hoy hacer es procurar que esa herida no le deje al niño cicatrices deformantes.
Está en nuestras manos dejar hablar y escuchar con respeto admirativo los testimonios estremecedores de personas que ha sido victimas de abusos en su infancia.
En este congreso tuvimos el privilegio de oír al músico James Rhodes contar el calvario de su infancia que tan estremecedoramente ha descrito en su libro “Instrumental. Memorias de música, medicina y locura”. En sus propias palabras: “la música le salvó la vida, porque la música llega donde nadie más llega”.
Está en nuestras manos participar activamente en la eliminación de la violencia contra la infancia. Porque 3.062 menores fueron víctimas en España durante el año pasado de malos tratos en el ámbito familiar. Depende de nosotros. En cada hogar se puede hacer mucho por la salvación de cada niño durante el verano. Es preciso vigilar los modelos sociales de los videojuegos y las películas, cuidar las compañías, estar atentos a las redes sociales, favorecer la comunicación personal directa e intima entre padres e hijos, pero sobre todo es preciso divertirse juntos. Jugar juntos, salir de excursión juntos, escuchar música juntos. Porque el verano es para la salvación personal y familiar.