Vivian Maier en Madrid

Que la creatividad tiene, sobre la persona que la ejercita, un poder sanador  es evidente en la primera exposición de la fotógrafa Vivian Maier en Madrid.   La Fundación Canal en su sede de la Plaza de Castilla presenta hasta el 16 de agosto una amplia muestra de su pasión a la fotografía ordenada por seis temas cercanos a su corazón: Infancia; Retratos; Formalismos; Escenas de calle; Autoretratos y Color.

Maier vivió durante 40 años de su trabajo como niñera en Chicago. Su gran pasión por la fotografía, que practicó con asiduidad, la mantuvo oculta hasta su muerte. Una muerte en total soledad y anonimato. Sólo la curiosidad de un joven escritor, quien por 300 $ compró el lote por internet, impidió que su legado de más de 180.000 negativos se desperdigara y perdiera.

Nadie había visto sus fotos, Maier no se las enseñó a nadie. Para esta artista su ojo, su mirada eran suficiente recompensa. Una calidad de mirada que nos conmueve, una composición tan natural como buscada que nos sorprende, una perfección de encuadre, de luz y de hora, un dominio de la espontaneidad, un descubrimiento de la belleza en cada esquina, en todo lo cotidiano, en lo banal. Y sin embargo es la retratista de toda una época, una ciudad, un ritmo, todo conseguido en un segundo, en un paso de cebra, en una cola de autobús. En blanco y negro.

Vivian Maier no buscó ni necesitó el aplauso, el éxito, o el dinero. Fue, eso sí, una cazadora y insaciable de la belleza cotidiana y callejera, una cazadora en estado de vigilia mantenida durante años con determinación ejemplar.  Vivió para sí misma, del gozo de sus capturas, de su creatividad sanadora.