Jesús Martín, profesor de violín y paleontólogo apasionado

Breve presentación personal de tu historia y vida en Villanueva de Huerva

Es indudable que la Nochebuena es un día especial para todas las familias, para la mía un poco más: decidí salir a la luz en la del año 1973, en Zaragoza. Mis padres tuvieron que trabajar ambos para salir adelante, mi padre era electricista y mi madre cosía para sastrerías. Nunca me faltó de nada gracias a su esfuerzo.

En esos años, finales de los 70’s del pasado siglo, yo ya era un niño apasionado de los dinosaurios. Todavía tengo, y muy bien conservados, mis primeros libros sobre dinosaurios y fósiles. Tan bien conservados como muchos recuerdos de la infancia, esos que buscamos de vez en cuando en nuestra mente y que nos hacían felices. Porque como decía el polifacético ilustrado francés Jean-Jacques Rousseau: “Lo que uno ama en la infancia se queda para siempre en el corazón”.

Es raro comenzar a tocar un instrumento con 16 años pero fue uno de mis primeros empeños en la vida: el violín. Conseguí titularme en tan solo 7 años y comencé a trabajar dando clases en diferentes escuelas y academias de música de Zaragoza y realizando conciertos. No me conformé con el papel de profesor e intérprete y estuve yendo un tiempo al taller de un luthier zaragozano donde aprendí a reparar y restaurar violines, y viaje hasta la Universidad de Salamanca para especializarme en violín barroco.

A Villanueva de Huerva llegué en busca de dinosaurios y ahora son ellos los que me encuentran a mí en cualquier paseo. Me establecí con mi familia en este pueblo zaragozano en el verano de 2021 y donde vivimos de maravilla. Trabajo como responsable del Centro de Interpretación “Dinosaurios de Zaragoza”, un proyecto que creé para dinamizar turística y culturalmente Villanueva y en el que puse, pongo y pondré toda mi ilusión y esfuerzo.

¿Cómo empezó tu afición por los fósiles y las icnitas?

Desde niño, me apasionan los dinosaurios. Ahora es algo normal entre los más pequeños, pero a finales de los años 70 era de lo más raro. No había apenas juguetes, ni libros infantiles relacionados con los dinosaurios. Mi primer libro fue el volumen 2 de “Paleontología” de Bermudo Meléndez, el librero se sorprendió que un niño de apenas 5 años se empeñara en que sus padres le compraran un texto universitario.  Coleccionaba fósiles que compraba en un mercadillo y pasaba horas entretenido con esta afición.

Sin embargo, no culminé esa afición en una carrera universitaria. Pero los dinosaurios siempre estuvieron dentro de mí y en 2017 tuve la oportunidad de entrar en el equipo de Voluntarios del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza. En estos años he aprendido muchísimo y crecido personalmente formando parte de ese equipo y teniendo a un inmejorable maestro: José Ignacio Canudo, director del MCNUZ y catedrático de Paleontología de la Universidad de Zaragoza, profundo conocedor de los dinosaurios aragoneses.

En julio de 2018 visité por primera vez el yacimiento de icnitas de dinosaurios El Paso, en Villanueva de Huerva. Me llevé doble sorpresa: la magnífica calidad de las huellas y el deterioro que sufría el yacimiento y sus instalaciones. Inmediatamente propuse a José Ignacio Canudo, la posibilidad de poder intervenir con los voluntarios para limpiar y acondicionar el yacimiento y su entorno, y así estuviera mucho más atractivo para los visitantes. Ese fue el comienzo de unos años de trabajo como voluntario en los que me he volcado para que el patrimonio paleontológico de Villanueva sea conocido en la provincia: charlas, excursiones, talleres, artículos en revistas y periódicos, grandes hallazgos, etc.

¿Quién te ha animado en tus investigaciones?

En las que tienen que ver con los dinosaurios, sin duda Iñaki Canudo. Siempre que te habla puedes aprender de sus palabras y guiarte por ellas. Es una persona muy positiva.

Mi vena investigadora viene de años atrás (año 1999), cuando conocí virtualmente al musicólogo gallego Xosé Crisanto Gándara. Participábamos en el mismo foro de música y cada mensaje de él era como lanzar una pista que te motivaba a pensar y tratar de averiguar algo más importante. La satisfacción era dar con ello. Eso me llevó, posteriormente, a buscar respuesta a mis propias preguntas. Mi tema de investigación musicológica preferido es la evolución del violín y su interpretación, concretamente llevo años trabajando en recopilar datos sobre una familia de músicos franceses de los siglos XVIII y XIX, con origen y apellido español: los Alday. Si bien ya he hecho algunas publicaciones sobre ello, el libro definitivo verá la luz en años venideros.

¿Qué te impulsó a crear el Aula y el rincón de trabajo de Clemente Sáenz?

Es una historia que me emociona contar, especialmente después de haber tenido la fortuna de conocer a varios de sus hijos y familiares. Es una familia entrañable.

Clemente Sáenz fue, sin duda, una eminencia científica de la época: ingeniero, historiador, matemático, geólogo, arqueólogo, paleontólogo y, sobre todo, maestro de maestros. Sus amplios conocimientos en Geología le hicieron ser, a lo largo de toda su trayectoria, el más valorado de los ingenieros españoles a la hora de abordar cualquier problema que se presentara en una obra hidráulica.

Durante años se ha escrito y aludido a Sáenz como el descubridor de los primeros restos fósiles de dinosaurios en la provincia de Zaragoza. Sin embargo, no se habían dado datos concretos del hallazgo: ni lugar, ni fecha, ni circunstancias que lo rodearon. Así que me puse a investigar. Según el diario personal de Saénz, el 29 de agosto de 1926 se encontraba en plena redacción del estudio geológico sobre Las Torcas. Concretamente ese día visitó el entorno del río Huerva cercano a Villanueva, donde anota el hallazgo de un «hueso fósil». Hecho que comunicó a José Royo y Gómez, paleontólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, confirmándole el hallazgo de «trozos de huesos largos de dinosaurios en la región alta del Huerva (Zaragoza)». Analizando la descripción y la toponimia citada por Sáenz en el estudio antes citado y en sus diarios, llegué a una conclusión: el lugar concreto del descubrimiento de los restos fósiles de dinosaurios coincide con exactitud con la desembocadura del Barranco Morenillo en el rio Huerva, junto al lugar llamado Los Estrechos, en Villanueva de Huerva.

Fue un trabajo apasionante  en el que conté con el apoyo de don Fernando Sáenz Ridruejo, uno de los hijos de Clemente Sáenz, y personal del archivo fotográfico de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Posteriormente, seguí reivindicando la figura de don Clemente: escribí artículos, hice excursiones guiadas y charlas sobre su figura, etc.

Tenía muy claro, al pensar en los espacios que  iban a formar parte del espacio expositivo del Centro de Interpretación “Dinosaurios de Zaragoza” de Villanueva de Huerva, que en él tenía que estar presente la figura de Clemente Sáenz, con un panel informativo y una mesa antigua que recreara lo que pudo ser su lugar de trabajo en algún momento de su vida. El Centro abrió sus puertas en abril de 2022 y en noviembre realizamos un homenaje a Clemente Sáenz con la presencias de hijos, nietos y demás familia. Un recuerdo muy bonito.

¿Desde cuándo organizas itinerarios para alumnos?

Unos meses, desde que se abrió el Centro de Interpretación. Sin embargo, la respuesta de los centros educativos a nuestra oferta está siendo muy satisfactoria. Tenemos visitas de colegios de Zaragoza capital y provincia, y también empezamos a recibir de otras provincias.

Ir por un sendero hasta los yacimientos de huellas de dinosaurios con un grupo de unos 50 chavales es muy divertido. Ellos van entretenidos con sus amigos, disfrutando de la naturaleza, aprendiendo muchos datos que desconocían sobre los dinosaurios. Almuerzan en el trayecto en lo alto de un gran afloramiento jurásico y se sorprenden de ver huellas de animales que se han conservado durante 135 millones de años.

¿Cuántos artículos has escrito sobre las icnitas de Villanueva?

He escrito varios en periódicos locales y uno más amplio para el número 36 de la revista Naturaleza Aragonesa (2019). Mis artículos son fundamentalmente divulgativos, aunque sin renunciar al rigor científico. Escribir sobre las icnitas de Villanueva de Huerva es algo que, en realidad, no dejo de hacer a través de artículos breves y notas de prensa: nuevos yacimientos, piezas nuevas que se incorporan a la exposición del Centro de Interpretación, siempre hay algo que motiva escribir sobre ellas y, en general, sobre los dinosaurios villanovanos.

¿Cuáles son tus planes de futuro?

Mi futuro es mañana mismo. Soy una persona que no piensa mucho más allá de dos o tres días del día presente. Si puedo decir que mi menú diario preferido es disfrutar de la familia y seguir esforzándome para que los dinosaurios de Villanueva de Huerva y el patrimonio natural e histórico-artístico del pueblo sean conocidos y que todo aquel que lo visite se vaya con la sensación de haber estado y disfrutado de un lugar especial.