El nuevo buen maestro debe ser diferente al que ha sido hasta ahora, pues el propósito y la naturaleza de la educación han cambiado sustancialmente. Vivimos unas nuevas circunstancias en las que el aprendizaje ha expandido todos sus límites y en el que la transmisión del conocimiento se ha hecho más horizontal y desestructurada. En este nuevo contexto, los nuevos maestros deben cumplir hoy múltiples tareas como mediadores, orientadores, facilitadores y guías. Deben generar entornos y experiencias memorables de aprendizaje. Porque el conocimiento está en la red y es abundante, pero precisamente esto es lo que hace necesario el buen número de tareas que debe cumplir todo maestro: detectar lo realmente importante, guiar los procesos de búsqueda, analizar la información encontrada, seleccionar la que realmente se necesita, interpretar los datos, sintetizar el contenido y difundirlo son algunas de las tantas tareas que el nuevo maestro debe guiar.
Otro grupo de competencias digitales muy importante que debe desarrollar el nuevo maestro es la capacidad de utilizar la tecnología para su propio desarrollo profesional, a través de la autoevaluación, de la búsqueda de nuevos contenidos y nuevas prácticas que puedan enriquecer el ejercicio de su profesión. El uso de la tecnología en el desarrollo profesional se ha convertido en una competencia esencial no solo para los profesores, sino también para cualquier profesional del siglo XXI que busca aprender a lo largo de toda su carrera, lo que se conoce como “aprendizaje continuo”. Esta necesidad se está convirtiendo en un requisito vital para todos nosotros. Para satisfacer esta demanda de una manera inmediata, debemos utilizar la tecnología, que nos permite acceder a una rica variedad de recursos y oportunidades de desarrollo profesional.
Los maestros se sienten solos con frecuencia en su función educativa. Según los datos de los que disponemos, este es un dato especialmente cierto para los maestros de los países del sur de Europa, y los de América Latina y el Caribe. De acuerdo con el último informe TALIS (Teaching and Learning International Survey), elaborado por la OCDE en 2018, la participación de los docentes en actividades sociales es poco frecuente. Por el contrario, los maestros se muestran entusiasmados y motivados cuando participan en redes de aprendizaje colaborativo. Así quedó demostrado en un estudio cualitativo sobre redes de aprendizaje, para el que se entrevistaron a 1.417 educadores de 47 países. Los encuestados hablaron con entusiasmo de sus experiencias con estas redes y las describieron como “redes diversas y multifacéticas de personas, comunidades, herramientas, plataformas y recursos” que les habían aportado beneficios afectivos, sociales y cognitivos. Casi todos los participantes en el estudio afirmaron haber modificado sus prácticas docentes como consecuencia de su participación en este tipo de plataformas y una cuarta parte de ellos atribuyó a estas redes un cambio en su forma de pensar sobre la enseñanza.
Este cambio hacia el buen maestro del siglo XXI es una responsabilidad de todos: alumnos, familias, centros educativos y administraciones públicas. De nuestra capacidad para entenderlo, asumirlo y promoverlo depende el futuro de nuestra sociedad.